Creo que nos hicieron daño con tanto
paraíso. Los unos y los otros, todos los que relativizaron este
mundo y lo supeditaron a esos sueños del más allá. No nos
enseñaron a vivir sensatamente esta vida. Encima, nos metieron el
miedo en los genes y lograron crear seres débiles que, si pueden,
tienen que conquistar ellos mismos cada día, cada momento, su
fortaleza. No nos avisaron de cómo podíamos convivir con el dolor,
con la crueldad, con el mal, con la maldad, con las guerras, con la
violencia, con la estupidez, con la ausencia, con la escasez, con el
odio, con la indiferencia, y todo ello sin huir. Cada día, además
de aprender a vivir, hay que aprender a sobrevivir. Dura tarea ésta
de la vida. Dura tarea la de conquistar la alegría. Y, además, hay que aprender a descansar, a relajarse, a
tomar fuerzas, a echar los fantasmas de la mente. El descanso y la
música, tan importantes los dos. La de Carmen y la de Ana han sido
las únicas buenas noticias del día, gozosas y alegres noticias. A
ver si mañana estamos nuevos. Hoy también una lluvia fina de besos
te ayudarán a dormir. En cuanto cierres los ojos. Buenas noches.