Ayer tuve la fortuna de asistir en el
Museo Thyssen a una visita guiada por una colección de cuadros que
contenían flores en sus motivos. Fue un rato agradabilísimo y muy
instructivo, sobre todo porque la guía estaba muy versada en el tema
y porque su manera de atendernos fue de las que te reconcilian con la
humanidad. Amable, cortés, sonriente, atenta, ofreciendo sus
explicaciones como si fuera lo más importante que tenía que hacer
en aquel rato, abierta a cualquier pregunta: un lujo. En realidad, el
comportamiento de esta guía debería ser considerado como normal por
cualquier ser humano que lo presenciara, pero las cosas están de tal
manera que lo normal va siendo cada vez más raro, más inhabitual.
Creo que debemos tener en continua
revisión nuestras actitudes, nuestros gestos, nuestra forma de
tratar a los demás. Lo humano, lo valioso no puede caer en la
mediocridad que encontramos con demasiada frecuencia.
Hasta el acto de dormir debe ser un
acto humano. No te olvides de recordar con cariño, con generosidad,
con disponibilidad a las personas a las que quieres antes de que tus
ojos digan adiós al día. Que la nube de cariño que formes hoy sea
especialmente generosa. Buenas noches.
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