Reconciliarse no es llevar a cabo un
rito externo que intente eliminar tensiones.
Tampoco lo es firmar un
papel en el que se digan bonitas palabras de esperanza.
Ni lo es
coexistir algunas veces como si nada hubiera ocurrido.
Creo que
reconciliarse es empezar por admitir que uno mismo no es perfecto,
que puede haberse equivocado y que, como lo mismo le ocurre a la otra
persona, lo humano es no mirar la adversidad, sino los elementos
positivos que pueda haber, relativizar los acontecimientos y desechar
por ambas partes cualquier posible mala intención habida.
En todo
caso, me parecen malos tiempos para las reconciliaciones.
Buenas
noches.