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miércoles, 14 de noviembre de 2012

Mirando por la ventana. Manifestación 14N

Nunca había visto yo tanta gente por las calles de Madrid. La ida hacia Atocha fue terrible, en un tren de cercanías en los que no había aire, pero sí calor, sudor y multitud de personas hacinadas, incluido un cretino que se metió en aquel horno con su mujer embarazada y su hijo, un pobre bebé que no sé si podría respirar allí. La gente usaba los megáfonos en el tren y cantaban “La fabra, la fabra, la puta de la fabra, la madre que la parió...” o eso que yo creo que no entienden de “El próximo parado, que sea un diputado”.

Me bajé una estación antes para respirar algo y ya la calle albergaba a una riada de gente hacia Atocha. Llegué allí a eso de las seis de la tarde y ya estaba todo lleno, pero durante una hora y media no dejó de llegar gente constantemente. En algunas zonas, en las que se incorporaban nuevos colectivos, a veces era imposible andar. Parece que los móviles no funcionaban, decían que porque había inhibidores. Nunca había visto yo a tanta gente por las calles de Madrid.

Volví pronto, por otras razones, y pude escuchar por la radio al sinvergüenza de Granados, un tipo que fue consejero del Gobierno de Madrid, diciendo que la huelga había sido un fracaso y que había sido motivada por la crisis en la que nos había metido el Partido Socialista. Siempre me pareció desagradable y repulsivo, pero ahora veo con más claridad que es un sinvergüenza.

Nunca había visto yo a tanta gente por las calles de Madrid.









Huelga general