No todos los políticos ni todos los partidos son iguales porque cada uno va buscando objetivos muy distintos para crear sociedades muy diferentes. ¿Qué buscan las derechas y qué buscan las izquierdas?
Las derechas aspiran a llegar al poder para organizar la sociedad de manera que beneficie a los ricos. Esto hay que saberlo y observarlo en las medidas que toman, porque nos puede ir la vida concreta en ello. Un ejemplo lo tenemos en la última bajada de impuestos que ha hecho la presidenta de la Comunidad de Madrid, del PP,: un 0,5 % menos debemos pagar todos en el IRPF. Esto quiere decir que quien cobre 12.000 € al año se ahorrará 33 €, pero quien cobre más de 600.000 € pagará 2.973 € menos. ¿Le supone lo mismo al primero ahorrarse 33 € que al segundo no pagar casi 3.000? No. Los 33 € son mucho más necesarios para quien gana poco que los 3.000 € para quien gana mucho. ¿Es una medida encaminada a beneficiar a todos? No. ¿Beneficia a quienes ganan poco deteriorar la sanidad pública y que se tengan que hacer un seguro privado, que probablemente no puedan pagar? No. ¿Beneficia a los pobres que maltraten la escuela pública? No. ¿Beneficia a quienes menos tienen que le rebajen las pensiones? No. ¿Beneficia a las mujeres que les hagan creer que no existe violencia de género? No. Pues esto es lo que van buscando las derechas: que los ricos vivan mejor. Los que no son ricos, allá ellos.
Las izquierdas van buscando estar en el poder para organizar una vida mejor para todos. Ni siquiera solo para los pobres: para todos. Porque tanto derecho tienen a vivir, al menos, con las necesidades básicas cubiertas tanto los ricos como los que no lo son. Si los prejuicios o la simpleza de que todos son iguales nos obligan a mirar para otro lado, no veremos, por ejemplo, la función social y económica que han tenido los ERTE en la pandemia, lo que ha representado para muchas personas la subida del salario mínimo, lo que va a suponer en la factura de la luz la bajada de impuestos y el tope al precio del gas, el efecto positivo de la reforma laboral, la creación de empleo, la subida de las pensiones de acuerdo con el IPC o el apoyo económico a la lucha contra la violencia de género. Estas medidas no van a favor solo de unos pocos, sino que pretenden la mejora de la vida concreta de muchos, aunque para ellos quienes más tienen deban aportar algo más. Esto lo han hecho real las izquierdas, pero nunca lo harían las derechas.
Por eso no todos son iguales como nos quieren hacer creer. Y si ahora que hay elecciones en Andalucía nos quedamos en casa, en lugar de ir a votar, los ricos, que siempre votan porque les conviene a ellos, saldrán ganando a costa de quienes más ayuda necesitan y creen que la situación ya no tiene remedio. Las derechas salen siempre a votar porque saben que les va en ello sus riquezas. Las izquierdas no saben que la única manera de intentar mejorar su situación real es votando. Cada uno que se quede en casa le estará regalando un voto a las derechas. Quedarse en casa es ir contra uno mismo.