Hay que vender más como sea.
Hay que ganar más como sea.
Hay que ganar todo el dinero posible como sea.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Hay que vender más como sea.
Hay que ganar más como sea.
Hay que ganar todo el dinero posible como sea.
Hay que ganar y ganar. Siempre ganar. Hay que ganar, sobre todo, dinero. Hay que ganar el partido. Hay que ganar el campeonato. Hay que ganar una medalla. Hay que ganar la discusión. Hay que ganar el juicio. Hay que ganar tiempo. Hay que ganar el pulso. Hay que ganar influencia. Hay que ganar la batalla. Hay que ganar la votación. Hay que ganar más que el año anterior. Hay que ganarse la vida. Hay que ganar como sea. Hay que ganar siempre. Hay que ganar. Da igual que quedes maltrecho. Da igual que pierdas la vida. Lo importante es ganar. Este capitalismo viejo e inhumano te exige ganar siempre, aunque la victoria sea pírrica (aquella que se consigue con más daños para el que gana que para el que pierde). ¡Qué disparate!
Puedes plantear perfectamente la batalla, incluso puedes ganarla y luego puedes terminar ganando la guerra, pero eso no significa que después de cada una de esas victorias venga el descanso ni tampoco la paz. Lo que uno no quiere son guerras, ni batallas, ni planteamientos bien hechos para ganar a ningún enemigo. Ni siquiera tener que estar defendiéndote a cada momento de invasiones, injerencias, mentiras o maltratos. Uno quiere descansar. Uno quiere el sosiego. Uno quiere la tranquilidad. Uno quiere la sonrisa permanente en los labios. Creo que todo eso se incluye en la expresión “Descansa en paz”, solo que los muertos ni se cansan ni descansan, ni pelean en batallas ni ganan ni pierden guerras. Simplemente, ya no son. Mientras se es, es imposible el descanso.
Pobre de quien sale a la vida a ganar. Su enorme confusión le hace perderlo todo. Confunde la política, que es el arte de resolver los problemas concretos de los ciudadanos, con ganar siempre, como si siempre hubiera elecciones. Confunde el juego del fútbol con la ocasión de ganar inexcusablemente a un adversario convertido en enemigo, da igual quien sea. Confunde las reuniones con la oportunidad de ser el más guapo o la más guapa o el más simpático o el/la más... Confunde sus opiniones con la inexistente verdad absoluta. Confunde el intento de ser humano que somos cada uno con lo que pomposamente llama el mejor. Vivir no es ganar, sino establecer unas relaciones con los demás, de manera que se forme un mundo agradable para todos, en donde nadie gane ni pierda.