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jueves, 21 de julio de 2022

Lo normal




Lo que vemos, lo que miramos, lo que escuchamos, lo que leemos, lo que pensamos y lo que hacemos van creando en nuestra mente lo que cada uno de nosotros considera normal.

Si limitamos nuestra normalidad a lo conocido, a lo de siempre, y, encima, por algún extraño motivo, lo consideramos lo único, entonces nuestra normalidad se hace pobre y nuestra vida envejece.

Si nos diéramos cuenta de que el mundo no ha parado nunca de evolucionar, de que, como dijo Heráclito hace ya muchos siglos, todo cambia y nada permanece, entonces abriríamos el campo de la mirada, escucharíamos más opiniones y no consideraríamos absurdamente una opinión como la definitiva, la única posible, la que todo el mundo debería admitir.

Si no queremos ser viejos antes de tiempo, deberíamos someter a una continua crítica lo que cada uno consideramos como lo normal.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Buenas noches. Humildad




Eres grande, pero no más grande que los demás. Si lo prefieres, eres normal, pero no más normal que los demás. Tienes virtudes y defectos, pero no más que los demás. Eres uno más, pero no eres uno más. Eres tú. Acéptate como eres, ni menos ni más. En eso consiste ser humilde. 

Buenas noches.


miércoles, 3 de octubre de 2018

Buenos días. Normal



Lo que todos consideran normal lleva dentro de sí la semilla de la vejez. 

Buenos días.


jueves, 5 de septiembre de 2013

sábado, 12 de enero de 2013

Buenos días. Raros




Vivimos en medio de una tendencia brutal a lo fácil, a lo no complicado, a lo que tiene resultados inmediatos, a lo que no exige esfuerzo, a lo cómodo, a lo de todos los días, a lo que muchos llaman “lo normal”. Luego, sin embargo, nos quejamos de que estamos dominados por la insatisfacción, por el aburrimiento, por la rutina y por la desilusión. ¿Por qué no intentamos ser raros y raras? ¿Por qué no probamos a huir de “lo normal”? ¿Por qué no intentamos ser nosotros mismos? ¿Por qué no intentas de una vez ser tú?

martes, 5 de junio de 2012

Ten cuidado con lo que admites como normal




Tal como están las cosas, con los silencios, las amnistías, las reformas, las mentiras, el vale todo, los recortes, los desprecios, la falta de transparencia, la degradación de la democracia, la desvalorización de la educación, las cortinas de humo, el cinismo, la fractura interesada de la sociedad del bienestar, la desvergüenza, las privatizaciones, la utilización de los medios de comunicación, el individualismo galopante, la facilidad con la que la población se deja engañar y el estado anestesiado de buena parte de la misma, deberíamos tener mucho cuidado antes de admitir algo como normal.

lunes, 11 de octubre de 2010

Ha muerto Joan Sutherland



Ha muerto a los 83 años la soprano australiana Joan Sutherland, una de las mejores voces de toda la historia. Era conocida como La Stupenda. Tenía una gran técnica vocal y Pavarotti decía de ella que era la voz del siglo.

Disfruta de su voz en este pasaje de la ópera Norma, de Vincenzo Bellini.



martes, 29 de junio de 2010

Lo normal


Me imagino que el anuncio de La Casera que oí por la radio estará ligado al spot que ha hecho Guillermo Fesser para la televisión y, quizás también, para el cine. Pero en la radio sale en carne viva y va directo al grano. Algo así como “ya que te dedicas a robar, roba La Casera”. Te puedes imaginar que me quedé de piedra la otra mañana, recién levantado, cuando oí el mensaje exponiendo con toda naturalidad la propuesta del robo.

A los pocos minutos querían vender coches de Ford e invitaban a ir a los concesionarios de la marca porque se habían convertido en paraísos fiscales. Posiblemente el spot intentara tener un poco de humor, pero tan dudosa era la gracia que ofrecía que casi no se atisbaba más que el reclamo de que habían hecho una rebaja en el precio de los coches

Creo que no tienen en cuenta estos negociantes que lo que ellos emiten con naturalidad, el oyente lo encaja con la misma naturalidad y termina siendo normal para él acudir a un paraíso fiscal, robar o lo que se le ocurra al anunciante para llamar la atención y rendir culto al Negocio.

Este país se está tiñendo de una ordinariez neoliberal insoportable.



martes, 5 de agosto de 2008

Lo normal y lo raro

Lo normal en una sociedad humana debería ser lo humano, esto es, lo racional, lo que todos podríamos hacer sin que se produjeran consecuencias no deseadas, lo que produciría progreso útil para todos, lo que generase un bien colectivo, lo que desarrollase el respeto y no la utilización del otro en beneficio propio, lo que estuviera lejos del engaño y de la discriminación.

Lo raro debería ser lo anormal, lo que se produce alguna vez porque esporádicamente ha fallado alguno de los criterios con los que se produce lo normal. Por ejemplo, debería ser raro que alguien engañase, o no respetase a los demás o se aprovechara de los prójimos.

Pues bien, qué tipo de sociedad estaremos construyendo entre todos para que, cada vez más, lo normal parezca raro y, en cambio, lo raro se vea con más frecuencia como normal.

Por si lo anterior ha quedado algo espeso, pensemos en algunos ejemplos. Para un ser humano corriente, contemplar a otro ser humano por las calles de su ciudad metido en un coche lleno de altavoces, desparramando decibelios en cantidades enormes por las ventanillas bajadas, haciéndolo a cualquier hora del día o de la noche, produciendo una contaminación acústica brutal, molestando a cualquiera que tenga la mala suerte de vivir por donde pasa el insensible insensato y poniendo sus sistema nervioso en las peores condiciones para reaccionar ante una emergencia, todo esto le debería parecer raro. Sin embargo, estarás de acuerdo conmigo, lector, que cada vez es más normal.

O el caso del sector servicios, por ejemplo, el de los bares y restaurantes. Conocí a un camarero en Sevilla que decía con su habla graciosa: “Mire usted, aquí estamos para que el cliente salga satisfecho. Y si el cliente sale satisfecho, yo me quedo satisfecho. Y, además, volverá”. Era una actitud que la palabra “servicio” no describe exactamente, pero en la que había una intención de que lo que uno hacía tenía sentido si el que lo recibía quedaba a gusto y se sentía bien tratado. Conozco, afortunadamente, a muchos camareros y a muchos otros profesionales que ejercen sus trabajos con esta actitud. Pero cada vez son más raros. Lo normal se ha vuelto también aquí raro. La mirada con la que me obsequió la otra noche un camarero cuando le llevé al mostrador una botella que me había puesto en la mesa y que estaba caducada venía a decir: “Usted pague lo que yo le diga y haga el favor de no dar la coña”. Esto es lo que me parece a mí que se está entronizando como lo normal, cuando debería ser lo raro.

Como decía el otro día, ya se acerca (I) el triunfo final (II). El nivel de mierda sube y nos va a encontrar desprevenidos.



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