Un amigo me ha enviado
el siguiente texto:
Hace
un par de horas la policía me pidió la documentación. Todo mi
delito era que yo bajaba al Metro hablando con dos vagabundos. Yo
venía del Albergue de Vagabundos de hacer un servicio de
Voluntariado, conozco a vagabundos y los trato como lo que son,
personas. Al final de la escalera nos esperaban dos chicos jóvenes,
nos enseñaron la placa y nos dijeron: "Policía,
documentación". Hasta ahí todo normal. Que uno apuntara mi
nombre en un papel ya no me pareció tan normal, pero bueno. Que el
otro apartándose dos pasos llamara a algún sitio con el móvil, y
le vi y le oí decir mi nombre y mi DNI, me siguió pareciendo poco
normal. Pero bueno, pueden estar investigando algo y es normal,
claro. (También puedo pensar que es la manera acostumbrada con la
que actúan con los vagabundos, personas con aspecto de inmigrantes,
etc.) Pero que el del teléfono se acercara al corro formado por
nosotros tres y ellos dos y me espetara con un tono seco: "¿Ha
estado usted preso alguna vez?" eso ya es pisotear la ley. No me
apartó tres pasos para hacerme la pregunta a solas, no. Si yo
tuviera algo que ocultar (que no es el caso, la Fortuna me ha tratado
bien en la vida), tenía la alternativa de mentir a la policía o
decir delante de gente conocida un secreto que la Ley de Protección
de Datos suponía que me protegía. ¡Y yo suponiendo que la ley me
protege!
¿Qué
diferencia hay entre esto que llaman democracia o aquello que
llamaban dictadura? Van tan sobrados, se ven tan respaldados que el
respeto al ciudadano es cero. Nos despidieron con un deseo de que
pasáramos un buen día. Yo ni les contesté, claro.
Ya
sé que esto es una tontería, que hay gente con problemas graves,
muchísimo más graves. Pero es que se te queda una cara de tonto...
Hasta
aquí el relato de los hechos. Yo me pregunto en qué país estamos,
para qué estamos pagando con nuestros impuestos a la policía, si
esto es un Estado de derecho, si nuestros gobernantes nos gobiernan o
nos oprimen y si podemos ir seguros por la calle, pero no sólo
porque haya delincuentes, sino porque hay policía.
Parece
que la policía se deja llevar por eso tan infantil y tan injusto
como es la apariencia externa. Si esto es así, nadie nos está
preservando de todos esos ladrones, explotadores y asaltantes que van
con chaqueta y corbata y a los que ningún policía retiene para
pedirle la documentación o para preguntarle si ha estado ya en la
cárcel en alguna ocasión. Yo oí hablar por teléfono no hace mucho
en el tren a uno de esos que ofrece tan buen aspecto y la verdad es
que eché en falta un poco de protección.
Me
pregunto también por el grado de formación de los policías, de sus
mandos y de los responsables políticos de los mismos. Yo no soy
experto en leyes, pero sé que el artículo 18.1 de nuestra
Constitución habla del derecho al honor, a la intimidad
personal y a la propia imagen. ¿Saben algo de esto estos señores?
Sé que el artículo 44.3.g de la Ley de Protección de
Datos de carácter Personal considera una infracción grave la
vulneración del deber de guardar secreto sobre los datos de carácter
personal incorporados a ficheros que contengan datos relativos a la
comisión de infracciones administrativas o penales. ¿Saben algo de
esto estos señores? Sé que la Declaración Universal de los
Derechos Humanos rechaza, en su artículo 5, el trato degradante
(y una sospecha infundada expuesta en público puede serlo), y en el
artículo 12, los ataques a la honra y a la reputación. ¿Saben algo
de estos estos señores?
Me
parece que la falta de credibilidad que está ganándose a pulso la
policía últimamente deriva de algo que ellos ponen en práctica,
pero que puede que sus superiores, por lo que dicen en público, no
tengan muy claro. Es que confunden a los ciudadanos con meros seres,
a los que ellos suelen llamar españoles. Un ciudadano es una persona
que tiene unos derechos que tienen que respetar todos, hasta la
policía, por muchas porras y armas que porten. Pero los miembros de
nuestro Gobierno o las personas que de él dependen no parece que
quieran respetar esto. Quizás por esto manden pegar
indiscriminadamente y sin piedad a todo lo que se mueva, sin tener en
cuenta que son ciudadanos; o que los traten sin el menor respeto,
haciendo preguntas que no deben hacer o tratándolos de manera
inadecuada. La mala educación y los tratos injustificados se están
adueñando lamentablemente de la vida pública española.
Vas
al médico y no ponen en la puerta la lista de los que tienen cita,
para preservar así su intimidad. No puedes poner en el tablón de
anuncios las notas de todos los alumnos, para preservar su intimidad.
Y vas en el Metro y porque les da la gana a unos funcionarios, tienes
que perder tu intimidad y padecer lo que ellos quieran. ¿Vale todo
para la policía?