Sólo quien ha amado y ha sufrido puede escribir unos versos como éstos. Hay que haber amado para escribir versos con esta ternura: “Tráeme un puñado del agua nuestra, / limpia y helada del Neva. / De tu cabeza dorada / limpiaré las marcas de sangre”. Y, desde luego, hay que haber sufrido mucho, pues, como otros de sus versos dicen: “Sin verdugo y sin cadalso / no se es poeta en la tierra”. Cualquier cosa puede ser un cadalso en un mundo injusto, cualquiera puede ser el verdugo, pero el suyo fue real y de los peores: Stalin...
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