Sigue tomando por tontos a los ciudadanos. Cuenta mentiras, habla de lo que no sabe, manda a sus lacayos a hacer el ridículo, no le importa la democracia, va a lo suyo, cree que lo público es de su propiedad y que lo puede destrozar, habla con un tono ordinario impropio del cargo que ejerce, no le importa dar la imagen de una adicta al poder. En fin, es ella. A estas alturas, si cambia, será a peor. Si fuera sensata, debería retirar la denuncia. Está enseñando mal a los ciudadanos al sacar tantas mentiras por televisión. ¿Es ese tipo de enseñanza el que quiere?
Esperanza, Esperanza, ¡Ay, qué mal se te da gobernar!
Esperanza, Esperanza, en eso eres como Figar. Cha, cha, cha.