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lunes, 10 de abril de 2017

El cante del viento de Levante



El viento de Levante tiene poderío. No hay nada ni nadie que pueda con él cuando aparece. Ni con él ni con sus efectos. En cuanto hace acto de presencia, no caba más que el recurso a la resignación, a la espera y a una siempre incierta esperanza de que se vaya pronto.

Un día me di cuenta de que el viento de Levante no solo lo domina todo cuanto encuentra, sino que, además, oculta entre su fuerza un cierto arte que nunca antes había observado. Tengo en casa una ventana que no cierra del todo bien y que deja abierta una pequeña rendija. Por ella se cuela el viento de Levante, pero lo hace produciendo un sonido peculiar que recuerda al dolor, al sufrimiento, a la tragedia de la vida. Cualquier aficionado al cante flamenco diría que el viento de Levante se mete por las rendijas cantando seguiriyas.

domingo, 22 de agosto de 2010

Levante





Viento de levante cansino, hartible o jartible, como quieras, sofocante, siempre en todo lo suyo, cabreante, secante, revuelvepapeles, pelmazo, insistente, inoportuno, maloliente, pesado, malaje, pegajoso, bruto, caprichoso, malo si fuerte, peor si en calma, despiertabichos, sus muertos, ya se podía ir, enloquecedor, horroroso, cargante, en el Estrecho y más acá también. 


Por si no te queda claro, no me gusta nada el viento de levante.



domingo, 15 de agosto de 2010

Levante


Viento de levante. Viento seco que seca el agua del mar para que salga uno sus frutos, la sal. Viento que seca también la mente y que impide que afloren ideas. Viento que se te mete en el alma y que termina en el cuerpo agotándolo, poniéndolo pesado, enfadándolo. Supe que se había ido el levante cuando me desperté pensando en algo que me pareció interesante y cuando, después de una levantera de silencio, me dijo que me quería. Viento seco, este jodido levante.