El plato admite una gran variedad de
ingredientes. Cuanta mayor sea su calidad, mejor. Procuremos que sean
frescos, jugosos, sabrosos y que alimenten bien a quien los coma. De
cada ingrediente vamos a poner una cantidad adecuada, prudente, con
generosidad, pero sin despilfarrar inútilmente. Cocinémoslo a fuego
lento y procuremos que no quede nada para mañana, porque repetir el
mismo plato dos días seguidos no es sano y puede llevarnos a la
rutina. De todas formas, vamos a tratar con respeto a los comensales
y no les obliguemos a comer, si no quieren.
Este podría ser el plato de la vida para
hoy. Buenos días.