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domingo, 11 de agosto de 2024

Lo que queda por vivir

 



Hay que vivir intensamente cada instante, porque la vida, en la misma medida que la vivimos, se va reduciendo a lo que nos queda por vivir. 

No sabemos lo que nos queda, pero puede que sí sepamos lo que queremos hacer en lo que nos quede de vida. 

Esto no es cuestión de angustia, sino de racionalidad. Cuando el tiempo se hace urgente y el fin aparece como insospechado, pero más cercano, la belleza cobra mucho más valor que el que tenía; la exigencia de aprender se vuelve inexcusable; las personas a las que quieres se hacen cada vez más presentes, más necesarias; el amor, como el deseo de ayudar a vivir a las personas a las que puedas ayudar, se hace evidente; la estupidez se vuelve más clara y más insoportable; el sol parece más indispensable; una sonrisa recibida vale lo que no imagina quien te la regala; un abrazo es lo más parecido a la armonía eterna del universo; te tomas unas buenas gambas como si fueran alimento de los dioses; descubres en un buen vino la culminación de la naturaleza hecha cultura, el contacto con la piel te conmueve como si nunca hubiera existido un contacto así, y la necesidad forzosa de vivir se apodera de tus días, de tus horas, de tus minutos. 

Lo mejor de que de vez en cuando cambien las cifras que miden tu existencia es que te hacen saber que la vida va en serio, que llenar los días de vida es lo más inexcusable de la existencia, que las estupideces que ves y oyes cada día no deben afectar a tu alegría, que tú eres el único dueño de tu vida y que debes hacer ya, sin tardanza, lo que creas racionalmente que debas hacer. Pero con el entusiasmo que dan las jugosas ganas de vivir y el convencimiento de que no merece la pena estar aquí de cualquier manera.

jueves, 22 de agosto de 2013

Buenos días. Urgente

Es urgente que quieras a las personas que quieres. Y que se lo digas. Y que les expliques, si es necesario, lo que les quieres decir con lo que les dices. Es urgente porque la vida es corta. A veces, muy corta. Cada día es irrepetible y o se vive o se muere. Date prisa. Buenos días.

viernes, 26 de julio de 2013

Buenas noches. A veces se oye el filo de la guadaña





No hace mucho, yendo por la acera de una calle, cayeron a escasos centímetros de mí dos barras de PVC que un desalmado estaba manipulando, sin el menor cuidado, en un balcón y que se le fueron de las manos. Me libré de que me abrieran la cabeza, pero el susto me lo dieron.

Hoy también ese viento de la guadaña, que a veces sale a romper el aire y a llevarse provisiones, me ha rozado. Una prima segunda mía, su marido y un conocido, con el que estuve hablando hace un par de días, han fallecido en el accidente de Santiago.

A veces la vida se vuelve cruel, se abre el vientre para dejarnos ver sus entrañas absurdas y nos convence de que, si quiere, nos rompe la copa, nos quema la casa y nos borra el camino.

Me alegro de haber aprendido con muy poca edad que hay que pensar de vez en cuando que nos tenemos que morir. Días como hoy, trágicos y dolorosos, en los que la muerte se muestra desnuda, son los que me hacen recordar que hay que vivir, que no hay que perder el tiempo ni en bobadas, ni en estúpidas rencillas, ni dejando vencer a la pereza, ni haciendo lamentables pasatiempos, ni dejándose la vida en la televisión ni, mucho menos, haciendo daño. Hay que vivir. Es urgente vivir. Puede pasar cualquier cosa en cualquier momento y quedarnos a dos velas. Cada día es una invitación y una necesidad de vivir. Y debe ser también la creación de la vida, de mi propia vida. Y debe ser también un gozo, el gozo de sentirse vivo con la gente y con el mundo. Hay que dormir, pero el resto de las veinticuatro horas del día deben rebosar vida. Cada muerte debe ser un empujón en la espalda que nos impulse hacia la vida. Tenemos que vivir, pero todos. Y con urgencia.

Si esta noche quieres formar la nube de cariño para las personas a las que quieres, no te olvides de los que están sufriendo en Galicia, pero tampoco de las familias de todos los que mueren cada día de cualquier forma -todas las muertes son iguales- y dejando solos a los vivos. Buenas noches.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Buenos días. ¿Eternidad?




La existencia es una lucha entre el vivir y el morir. Nadie quiere morir. Todos buscamos la eternidad. En la eternidad no existe el tiempo. Y nos imaginamos que todo lo valioso debería ser eterno porque entendemos que merece tanto la pena que no debería morir. A mí esto me parece un error. Imagínate que todo fuese eterno, que no hubiera muerte, que nada acabara. ¿Harías algo? ¿para qué, si tienes todo el tiempo del mundo para hacerlo? Precisamente el ser consciente de que todo se acaba es lo que me impulsa a mí con urgencia a vivir, a amar. Si no lo hago hoy, he perdido una parte irrecuperable de mi vida. Yo quiero mucho a la gente que quiero, pero mi amor no es eterno, porque yo no soy eterno ni mi vida lo es. Es la urgencia por vivir. Buenos días.


lunes, 6 de mayo de 2013

Buenas noches. Sin urgencia





El sosiego desaparece en cuanto hace acto de presencia la urgencia. El sosiego y la paz no tienen nada que ver con el estarse quieto, sino con el hacer lo que se quiere hacer, pero sin urgencia. La urgencia y el miedo son dos de las causas más fuertes de la infelicidad. Deberíamos tenerlos bien controlados si queremos que la vida siga siendo buena.

Está claro que ni con urgencias ni con miedos nos debemos acercar a la mar calmada del sueño. Procura dejarlos en la habitación de al lado y que una honda respiración al borde de tu cama te haga desconectar de esos elementos negativos. Podrás, así, flotar en la superficie de la noche y dibujarás en el cielo de tu alma la nube de cariño en la que están instaladas tus personas queridas. No te olvides, mientras les envías tus mensajes amorosos, de pensar en ellos con confianza y con la seguridad que te dan tus emociones. Buenas noches.

jueves, 4 de abril de 2013

Buenas noches. Urgencia




Ese mundo en el que piensas y en el que te gustaría vivir ponte a construirlo ya. Esas situaciones que no aguantas y que sabes que deberían ser distintas ponte a cambiarlas ya. Esas costumbres que te estropean la vida ponte a reformarlas ya. Esas ideas que no te acaban de convencer o que preferirías no tener ponte a pensarlas ya. Esa manera de ser que te trae tantos problemas sustitúyela por otra ya. Ese cuerpo al que quieres cuidar haciendo deporte ponte a darle gusto ya. Eso que te apetece hacer y que no te atreves a hacerlo hazlo ya. Eso que no te atreves a decir dilo ya. Ese ser humano que te gustaría ser y que no te atreves a serlo o que no sabes como serlo ponte a crearlo ya. No esperes más. La vida no espera mucho. Hay urgencia por vivir. Y, quizás, por descansar. Recopila todo lo mejor que tengas, recuérdalo y mándaselo a todas las personas a las que quieres. Buenas noches.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Buenos días. Difuntos




Cuando yo era chico, los profesionales de la religión hablaban estos días de los difuntos y de la muerte, nos metían el miedo en el cuerpo y nos proponían un plan bastante triste y sacrificado para andar sin pena ni gloria por esta vida e ir ganándose la otra, que era el objetivo para el que nos habían depositado aquí. Porque no nos pusieron en el paraíso directamente, sino que, antes de que se diera ese posible gozo definitivo, teníamos que ponernos a prueba en esta vida, superar todas las dificultades, incluido un juicio final, y después vendría ya lo bueno.

Hoy todo este asunto me cae muy lejos. Me viene bien esto de recordar a los difuntos porque me hace presente la idea de que me voy a morir, de que soy mortal, de que esto de la vida puede acabar en cualquier momento. Si no nos muriésemos nunca, ¿qué interés tendríamos en hacer nada, con toda la eternidad por delante? No sería posible disfrutar de la vida. Nos volveríamos perezosos, nos daría igual todo, a nadie se le ocurriría vivir la vida con intensidad.

En cambio yo, ahora, tengo unas ganas enormes de vivir, tengo urgencia de vivir. Sé que el número de mis días es limitado y que en cada uno de ellos dispongo sólo de 24 horas para vivir. Si hoy no vivo, pierdo un día de vida, y eso es lo peor que se puede hacer. El arte consiste en montárselo cada cual de manera que la vida le sea satisfactoria. Lo primero es querer vivir con intensidad. Lo segundo es cómo hacerlo. Esto sí que es de mucho pensar, de mucho leer y de mucho hablar. ¿Cómo compaginar y estructurar asuntos tales como la felicidad, el amor, el construirse como persona, la humanidad, los otros, los valores, las injusticias, el mal, la cultura...?

No se puede vivir de cualquier manera, pero lo primero es decidirse a vivir, concentrarse en esta tarea, la única, a la que hemos sido convocados. Es seguro que la muerte llegará, pero antes aún tenemos que hacer una barbaridad de cosas. ¡Pero ya!

viernes, 20 de noviembre de 2009

Urgencia


El sosiego desaparece en cuanto hace acto de presencia la urgencia. La paz no tiene nada que ver con el estarse quieto, sino con el hacer lo que quieres hacer, pero sin urgencia. La urgencia y el miedo son dos de las más fuertes causas de la infelicidad.