Tal como están las cosas, con los
silencios, las amnistías, las reformas, las mentiras, el vale todo,
los recortes, los desprecios, la falta de transparencia, la
degradación de la democracia, la desvalorización de la educación,
las cortinas de humo, el cinismo, la fractura interesada de la
sociedad del bienestar, la desvergüenza, las privatizaciones, la
utilización de los medios de comunicación, el individualismo
galopante, la facilidad con la que la población se deja engañar y
el estado anestesiado de buena parte de la misma, deberíamos tener
mucho cuidado antes de admitir algo como normal.