No son los pies, sino nuestra mirada y,
más concretamente, aquello a lo que dirigimos nuestra mirada lo que
nos sitúa en el mundo. Y si no, escucha, por ejemplo, a cualquier
político. Observa a quién dirige sus actos y sus decisiones, si al
pueblo o a sus amigos. Pero ¡ojo! no confundas esto que te digo con
eso de que todos los políticos son iguales, que no lo son.
Buenas
noches.