Tiendo a quejarme. Yo, que vivo como un
dios, tiendo a quejarme. Y no me doy cuenta de que hay personas,
amigos y amigas y desconocidos, que viven mucho peor que yo, que
están callados, sin echar al aire un lamento, y que, encima, me
quieren. Te lo digo y me lo digo: no te mires tanto, mira al otro, a
la otra. Lo que te va a hacer feliz no es lo que te lamentes, sino lo
que hagas por los otros. Sé que no es eso lo que te pide el cuerpo,
pero atrévete a hacerlo y verás como te sientes más humano, más
humana, más feliz. Buenos días.
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