El derecho a protestar es sagrado, como el de pedir. Es la democracia. Pero hay que poner un poco de cuidado en la manera concreta en que se protesta. A Cuenca va a llegar el AVE dentro de poco. La estación la van a situar, al parecer, en las afueras de la ciudad, pero hay un movimiento que quiere que la instalen en el interior. Y han hecho unas pancartas tan escuetas y las han situado en lugares con tan poco tino, que cualquier turista no avisado puede pensar que en el balcón de arriba vive alguien que no está en sus cabales.
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