Ya está bien de recortes, Rajoy. Y no me hagas madrugar más para esto.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
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domingo, 14 de octubre de 2012
lunes, 6 de agosto de 2012
Siga recortando, Sr Rajoy, pero...
Sí, siga recortando, no se prive, pero...
Recorte la edad de jubilación. Lo de
67 años es impresentable.
Recorte el IVA. En estas
circunstancias, a más IVA, menos consumo y, por tanto, menos empleo.
Recorte el dinero que siguen teniendo
los ricos. Se nota mucho ya su protección y el cariño que les
tiene.
Recorte la amnistía fiscal. Le debería
dar vergüenza.
Recorte su dependencia de la Sra.
Merkel. Parece que goza usted con una especie de dominación.
Recorte el número de mentiras suyas y
de sus ministros. Ya lo saben hasta en el extranjero.
Recorte su opacidad. La falta de
transparencia es de débiles, pero, en su caso, hace daño.
Recorte su apoyo a la Iglesia Católica.
¿Es que le tiene miedo o cree, quizás, que España sigue siendo
católica?
Recorte los sueldos de la gente de su
partido. La desigualdad nunca es justa.
Recorte los privilegios de los
banqueros. Parece que también les tiene miedo ¿o es que les debe
algo?
Recorte en su chulería. Un poco de
humildad le haría sentirse más feliz. No vale usted tanto como
quiere hacer ver.
Recorte la distancia que le separa de
los ciudadanos. Quizás sea demasiado tarde y tenga ya que quedarse
sólo con los suyos.
Recorte el número de corruptos en su
partido. Apesta ya demasiado.
Recorte el número de parados. Parece
que vino usted a esto, pero está consiguiendo lo contrario. Y esto
ya es cosa suya.
Recorte el número de ministros. Para
lo que están haciendo bien se bastaría usted solo.
Recorte usted el número y la
intensidad de sus fobias. Racionalice y actualice su opinión y la de
su partido sobre las diversas orientaciones sexuales, sobre el
laicismo, sobre la educación de los ciudadanos, sobre la educación,
en general, sobre la sanidad, sobre lo público, que no es suyo, sino
de todos, sobre el diálogo, sobre la necesidad de debatir y de
llegar a acuerdos entre todos, que ustedes no son los únicos, sobre
el ramalazo fascista que están mostrando cada vez con más
frecuencia. Usted y su secta no son más que servidores públicos. Si
se han creído otra cosa, deberían irse ya por una cuestión de
ética.
Recórtese también usted a sí mismo.
No pretenda ser el único ser válido en la sociedad, ni el
salvapatrias, ni el enviado del Altísimo. Va a pasar usted a la
historia como el representante de los ricos, pero eso ya lo sabemos y
no es necesario que monte usted toda esta opereta de aficionado al
gobierno.
Sería muy bueno para todos un Rajoy
muy muy recortado. Y lejos.
jueves, 12 de julio de 2012
Dioses, hombres y desastres
Cuando los hombres se inventaron los
dioses, ni su ignorancia ni su escaso grado de desarrollo les
permitía vivir con el mínimo de seguridad que el ser humano
requiere para desenvolverse con un cierto sosiego sin recurrir a esas
creaciones divinas. El único precio que pagaron por esta osadía fue
el de la fe en ellos.
Eran aquellos hombres y mujeres, en
general, buenos, rudos y poco evolucionados, pero nobles. En los
dioses que creaban proyectaban sus propias virtudes, elevadas al
infinito, y depositaban sus esperanzas en forma de un futuro feliz.
Pero la vida es muy dura. La lucha por
la existencia desgasta mucho y va degradando al ser humano,
quitándole cada vez una porción mayor de buena voluntad y,
consecuentemente, rebajando la calidad de las divinidades creadas.
Aquellos hombres antiguos eran capaces
de representarse a sus dioses como todopoderosos jueces que sometían
a los hombres a las pruebas más extremas. como cuando uno de ellos
puso a prueba la fe de un principal del grupo ordenándole que diera
muerte a su hijo. El pobre hombre, abrumado ante la omnipotencia de
su dios, se dispuso a hacer reales los deseos caprichosos de su
señor, pero entonces, éste, haciendo uso de las virtudes honorables
que le habían atribuido, como la misericordia y la piedad, le detuvo
la ejecución poco antes de que llegara a su término. Los humanos
interpretaban este suceso diciendo que su dios apretaba, pero no
ahogaba, y profiriendo twits parecidos, pero todo se movía dentro
del marco de una función en la que se palpaba un clima de una cierta
bondad y de un posible plan con final feliz.
Los hombres modernos y sus dioses se
han convertido ahora en otra cosa. La categoría moral de los dioses
antiguos ha dado paso a unos becerrillos de oro, no se sabe si de ley
o no, a los que suelen referirse cada vez más como "los
mercados". En realidad, no son más que dinero, pero son seres
invisibles, como todos los dioses, con una omnipotencia muy parecida
a la de los antiguos, aunque sin que su personalidad esté adornada
nada más que por la codicia.
Los mercados gobiernan en el mundo como
lo hacían antes las primeras grandes creaciones humanas. También
ahora hay sacerdotes y ministros, unos más sabios que otros, unos
con más fe que otros, unos con más grandeza que otros. Estos
individuos, como casi siempre, se siguen arrogando el poder de
interpretar en exclusiva los designios divinos y de imponer a sus
súbditos, sean fieles o no, las apetencias de la mercadería
suprema.
Pero los mercados y sus sacerdotes no
son buenas cosas. En la evolución hacia atrás del mundo, del hombre
y de sus divinidades, la ancestral misericordia, la piedad
reconfortante y la salvación feliz, final y eterna se han perdido.
Los dioses ya no se apiadan de los hombres, porque estos dioses
actuales no son fruto del imaginario creativo humano, sino de su
estupidez y de su voluntaria y abrazada ignorancia. Los dioses de
este siglo aprietan y ahogan. Sus sacerdotes ya no son esos
reconfortantes hombres que ayudaban a sufrir las penas con entereza y
con esperanza, sino crueles ejecutores de los designios divinos,
incapaces de pararles a los hombres en el último momento su brazo
exterminador.
El hombre del mundo de hoy, con una
vida edulcorada con fantasías vacuas y con la manía permanente de
huir de su realidad, camina sin sentido y sin rechistar desde la nada
a la miseria, obedece cándidamente a sus dioses y se autodegrada
fatalmente porque ha perdido la más humana de sus virtudes: la
conciencia.
martes, 5 de junio de 2012
Ten cuidado con lo que admites como normal
Tal como están las cosas, con los
silencios, las amnistías, las reformas, las mentiras, el vale todo,
los recortes, los desprecios, la falta de transparencia, la
degradación de la democracia, la desvalorización de la educación,
las cortinas de humo, el cinismo, la fractura interesada de la
sociedad del bienestar, la desvergüenza, las privatizaciones, la
utilización de los medios de comunicación, el individualismo
galopante, la facilidad con la que la población se deja engañar y
el estado anestesiado de buena parte de la misma, deberíamos tener
mucho cuidado antes de admitir algo como normal.
lunes, 30 de abril de 2012
No lo olvidaré
Nunca olvidaré que en toda esta crisis
Rajoy y todo el PP trataron sin piedad a los más desfavorecidos, que
no les importó que personas enfermas se quedaran en riesgo de morir
por no tener dinero para pagar sus medicamentos, que destrozaron y se
apropiaron de lo público para convertirlo en negocio y ganar dinero
con ello, y que todo esto lo dijeran y lo hicieran con una estúpida
sonrisa de superioridad en sus bocas.
sábado, 15 de octubre de 2011
¿Será posible?
Hoy he tenido el feo detalle de comer con la tele puesta. Son esos momentos tontos que tienes y que no evitas por excesiva relajación. Estaban dando el telediario en la primera cadena, que es la menos dañina, y de pronto, emergiendo de la caverna profunda, salió Rajoy con su cara de antiguo, su expresión de cabreo latente y su dicción odontólógica. Dijo, sin mover más músculos que los necesarios:
Cuando gane el PP, mi gobierno no hará ninguno de los recortes sociales que está haciendo ahora el gobierno socialista.Mi mente está más preparada que mi organismo para los disparates, por lo que éste reaccionó de mala manera. El muslo de pollo se me fue por mal camino y casi me ahogo en el trance. Me salieron del alma dos palabras que no pudieron nacer, como si se hubieran quedado por el camino enganchadas en las interrogaciones:
¿Será posible?Si vuelvo a cometer el impersonable fallo de comer viendo la tele y sale Rajoy, detendré inmediatamente el funcionamiento del organismo, dejaré los cubiertos en el plato y procuraré oírlo sin mover un sólo músculo. Qué susto.
jueves, 6 de octubre de 2011
martes, 20 de septiembre de 2011
domingo, 18 de septiembre de 2011
Lo que significa ser profesor / y 2
Grandísimo testimonio de esta profesora. Mientras los políticos y los ciudadanos no entiendan que el sentido de la educación son los alumnos y que el sentido de la educación es el de crear una sociedad de seres humanos, no comprenderán nada.
martes, 13 de septiembre de 2011
martes, 6 de septiembre de 2011
¿Qué querrá decir Esperanza Aguirre?
¿Por qué se empañará Esperanza Aguirre en decir y en
escribir que los profesores “tienen que completar su horario hasta las veinte
horas semanales”? El problema sangrante es que no habla de “horario lectivo”,
es decir, de las horas de clase, sino de “horario”. Cualquier persona no
versada en estos temas, como, por ejemplo, Ana Botella, podría hacerse la idea
de que un profesor de un Instituto trabaja sólo veinte horas a la semana y que después
se dedica a vivir la vida plácidamente. La Sra. Aguirre, con sus lamentables
intervenciones, está ayudando a que la figura del profesor quede peor parada
aún de lo que lo está actualmente en la sociedad. ¿Por qué lo hará?
Cualquiera sabe por qué hace y dice estos disparates. Hay
mentes tan simples que, paradójicamente, son difíciles de indagar. Es posible
que la ignorancia con la que aborda tantos temas le haga desbarrar también en
éste, a pesar de ser la responsable última de las decisiones que se toman en el
Gobierno de la Comunidad. Cabe pensar, quizás, en la hipótesis de que voluntaria
e intencionadamente quiera desprestigiar a los profesores y, de paso, a la
enseñanza pública. Esto estaría de acuerdo con sus objetivos privatizadores. Y
cabe, también, la posibilidad de que lo que esté haciendo sea comparar la
situación de la enseñanza pública con la de la privada, que puede que sea la
que más conozca por voz de los empresarios del ramo. En esta última, los
profesores, que no han sido obligados a sacar ninguna oposición, suelen dar
bastantes más horas de clase, imparten las asignaturas que han estudiado en la
carrera o las que haga falta para la buena marcha del negocio educativo, las
dominen o no, y su vida laboral está sujeta férreamente a lo que le digan los jefes
en el Centro, sabiendo que si no cumplen sus consignas o sus condiciones, hay
muchos esperando para sustituirlos. Ante este tipo de explotación, que es la
que defiende la Sra. Aguirre con sus deseos privatizadores, ¿no le parecerá que
los profesores de la enseñanza pública son unos privilegiados teniendo unas
jornadas de trabajo más racionales, que les permiten preparar las clases, reunirse,
corregir bien los ejercicios y hacer actividades de otro tipo para lograr una
mayor calidad de la enseñanza? ¿No será que a la Sra. Aguirre la educación y la
calidad de la educación le traen al fresco y que lo que quiere no es más que
sacarle rentabilidad económica a cualquier puesto de trabajo, sea como sea? No
nos engañemos. A un neoliberal la calidad, aunque sea de la educación, le
importa un pimiento. Lo que quiere es que todo aporte algún beneficio monetario
¿Será esto lo que quiere decir la Sra. Aguirre, en nombre de sus
correligionarios negociantes?
lunes, 5 de septiembre de 2011
miércoles, 31 de agosto de 2011
Han ppinchado con la educación
Los tics huelen. Estás más o menos tranquilamente con alguien y, de pronto, le sale un tic y el aire circundante se pone que apesta a rayos y se vuelve enseguida irrespirable.
Le pasó ayer al sr. Granados, que no sé qué será ahora en el PP. Huyendo despavorido de la idea quincemayista de que los políticos escuchen al pueblo y, precisamente, para intentar erradicar el quincemayismo, se le ocurrió sacar su tic más represivo y largar su ocurrencia de una policía autonómica, para transformar así al PP en el Partido de la Porra. Fue decir eso y llenarse el aire de un mal olor horroroso, como si a alguien con halitosis mental se le hubiera quedado la boca abierta.
Hoy le ha tocado el turno a la sra. Figar, Consejera de Educación y, seguramente, de otras cosas más en la Comunidad de Madrid. La he oído por la radio y tenía el tono de voz cabreado, que es un pellizquín más que enfadado y otro pellizquín menos que insultante. Debe de estar nerviosa, ella y los demás, porque han sido capaces de lograr lo que desde hacía mucho tiempo nadie había logrado: unir al colectivo de profesores, calentarles bien las castañas, ponerlos en pie de guerra y hacer que el problema de la educación salte a los periódicos y a la calle. El tic de la sra. Figar está muy extendido entre los miembros del PP y forma parte, al parecer, del menú degustación de la casa. Consiste en tomar por tontos y por ignorantes a los ciudadanos y, consecuentemente, decir lo que les venga en gana en cada momento, y, si es en tono de riña contenida, mejor. Decía la sra. Figar, muy en su papel de enviada de la Altísima, que los profesores no van a conseguir nada con sus protestas y que ella, por su parte, va a enviar a los inspectores a los Centros para asegurarse de que los horarios están bien hechos. Lo que no dice la sra. Figar con esta hedorosa bravuconada es que los inspectores van todos los principios de curso a los Centros a ver si los horarios están bien hechos o no, y en más de una ocasión ha habido que rehacerlos, con motivos serios o menos serios. O sea, que la cosa queda en palabras con ánimo de asustar. Pero el olor de la amenaza hueca y del deseo de meter miedo queda ahí inundando el paisaje y dejando al descubierto a la ilustre consejera.
Si los ciudadanos quisieran oler, se darían cuenta del enorme pestazo que hay en el ambiente.
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