Han pasado ya las elecciones europeas,
con sus correspondientes éxitos y fracasos.
Ha votado el 45,84 % de ciudadanos y se
ha abstenido el 54,16 %. Interpretar la abstención es difícil
porque los motivos pueden ser muy variados. Es posible que haya
ciudadanos que estén desencantados con la forma de proceder de la
política actual, o en desacuerdo con el sistema -no sabemos si
preferirán uno no democrático o una democracia de otro tipo- o
simplemente no entienden de política y no saben a quién votar. En
todo caso, que más de la mitad del país no participe debería ser
una preocupación importante para los dirigentes del país y para los
propios ciudadanos.
Los resultados del PP no me
interesan demasiado. El PP sólo interesa a los
individualistas, a los egoístas, a los que tienen sed de dinero y a
los que los demás no les importa nada. Quienes no hayan encontrado
en ese partido lo que buscaban se habrán ido a UPyD o a
alguna otra formación parecida. Poco va a adelantar España y los
españoles con estas personas. Creo que no tienen remedio.
El PSOE se ha gastado demasiado.
Yo creo que no es tan malo como muchos ciudadanos creen. Han tenido
que sufrir en sus propias carnes la dificilísima situación de un
partido de izquierdas en una nación que tiene que gobernar con la
derecha en Europa. Hay quienes piensan que esta situación se puede
llevar de otra manera, pero ni miran lo ocurrido en Francia ni
explican con claridad cómo sería de hecho esa situación. Dicen que
'otra situación es posible' y que 'sí se puede'. Lo que yo no acabo
de ver claro es si hablan de una posibilidad teórica o de una
posibilidad real, efectiva. Nadie ha explicado como sería, de hecho,
esta nueva posibilidad.
Siempre he pensado, por otra parte, que
Rubalcaba ha preferido gastarse él en estas elecciones y en
esta coyuntura, antes de exponer a un candidato -o candidata- nuevo
al desgaste de una situación social muy adversa por la crisis y por
las incomprensiones actuales. No sé si estaré equivocado. A estas
horas ya ha dicho que se va. No sé si Lissavetzky o Tomás
Gómez tienen futuro o no. No sé si en este país alguien tiene
futuro.
No sé si Podemos tendrá
futuro. Ojalá lo tenga. Tampoco sé cómo sería ese futuro ni en
dónde lo tendrá, porque su líder, que ha sacado plaza en el
Parlamento Europeo, dice que no le importaría ser cabeza de su
partido en las elecciones generales españolas. Mal empezamos así,
me parece a mí.
Uno de los graves problemas de este
país son, a mi juicio, los ciudadanos, su situación económica y su
actitud política. Veo a muchos de ellos ajenos a la política, como
si no les afectase demasiado, como si sintieran que no pueden hacer
nada, como si pensaran que la política debe arreglarles su
situación, pero al margen de ellos y de su colaboración. Tengo la
impresión de que muchos ciudadanos se han ido de su mundo real, pero
no sé a dónde.
Hay políticos que me parece que han
perdido bastante sensibilidad. Demasiados de ellos están sordos,
porque no oyen a los ciudadanos; están mudos, porque no explican lo
que hacen; están ciegos, porque no ven lo que habría que hacer; no
huelen, porque no captan cómo puede ser el futuro; y no tocan nada
nuevo, no les duele nada que no sea su propia situación y de la su
partido.
Veo mal la democracia, que es un
sistema que necesita la participación de los ciudadanos. Pero
participar es ser parte de algo y no los veo sintiéndose parte de la
colectividad, ni mucho menos una parte activa.