Unos, poquito a poco, a la velocidad
lenta a la que va creciendo el amor, van intentando crear una vida
más humana y un mundo mejor, en el que podamos estar todos sin que
se resienta la justicia. Otros, mientras tanto, a la velocidad
vertiginosa a la que discurre el odio, y apoyándose en una masa cada
vez mayor de ciudadanos inconscientes, discriminadores en asuntos
varios, con resentimientos entreverados y carentes de sensibilidad,
van destrozando cualquier atisbo de humanidad y creando un mundo a la
medida de los poderosos. Estos manejan grandes redes activas de
intoxicación y de manejo de masas, pero la inconsciencia es muy alta
y el individualismo también. El precio de la dignidad, en cambio,
está por los suelos, y son demasiados los que luchan por conseguir
ser esclavos mal pagados, cueste lo que cueste. Nos han convencido de
que tenemos que callar (lo importante), pero hablando sin parar (de
otras cosas). Estamos bastante perdidos.
Buenas noches.