Nuestros besos son virtuales, pero son
besos. Nuestros abrazos también son virtuales, pero son abrazos. Lo
mismo ocurre con nuestros deseos, que son virtuales, pero que son
deseos y, además, sinceros. Y nuestras conversaciones virtuales
también son conversaciones. Y nuestras risas. Y nuestras lágrimas.
Y nuestros consuelos. Y nuestros detalles. Y nuestras alegrías. Y
nuestro cariño. Y nuestra amistad. Somos amigos virtuales, pero
somos amigos. ¿O no? Buenas noches.