Creo que hay que pararse un poco y
dejar bien claro un asunto. La tolerancia es un valor muy humano y
muy importante, siempre que se mueva dentro de unos límites marcados
por los Derechos Humanos y por la democracia. Fuera de estos límites,
un ser humano debe ser inequívocamente intolerante con todo lo que
encuentre. Deberíamos tener adquirida ya la costumbre de denunciar y
de protestar contra todo individuo que ensalce posturas
antidemocráticas, irrespetuosas o que no respeten los derechos de
todos los ciudadanos.
Dicho esto, parece cada día más claro
que el PP está lleno de individuos fascistas y antidemócratas que
se creen con el derecho de expresar sus opiniones en público sin que
nadie les exija que se callen. Últimamente ha sido un individuo
llamado Salvador Victoria, que, inexplicablemente, ocupa un puesto en
el poder y cuyo ejercicio se paga con el dinero de los ciudadanos, el
que nos ha insultado sin que su actitud haya sido convenientemente
censurada. Posiblemente este individuo se crea que el poder es suyo y
que tiene bula para decir disparates y para faltarle al respeto a los
ciudadanos. Ha tenido la osadía, la falta de sensibilidad humana, la
desfachatez ciudadana y el desparpajo en mostrar su escasa formación
y su nula preparación para desenvolverse en la ciudad, al equiparar
la protesta ciudadana del 23 de febrero con el golpe de Estado
ocurrido hace años un día similar.
Este tipo de manifestaciones, hechas
por personajes con poder político, deberían herirnos profundamente
porque son un atentado contra nuestra dignidad y contra la
convivencia pacífica de los ciudadanos. No deberíamos tolerar que
un insensato asilvestrado como este señor dijese esas barbaridades
insultantes en público y no le cesaran o no dimitiera. Deberíamos
acostumbrarnos a gritar contra este tipo de comportamientos y contra
todos aquellos que los encubren y que no reaccionan defendiendo a los
ciudadanos. O despertamos o va a llegar un momento en que va a ser
tarde.
No queremos a gente como Salvador
Victoria en el poder ni a encubridores como Mariano Rajoy y su banda.
Deberíamos tener claro que no debemos pagarle el sueldo ni darle el
voto a estos enemigos de los ciudadanos, so pena que seamos como
ellos.