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miércoles, 6 de abril de 2016

Buenas noches. Refugiados


Pronto empezarán a llegar refugiados a España. Será una verdadera invasión y no procederán de un solo país, sino de muchos; prácticamente, vendrán de cualquier parte. Se trata de personas, de familias enteras, que no pueden soportar vivir en sus países de origen, en donde las condiciones laborales, la explotación que soportan o que practican, la ausencia de tiempo libre, incluso el clima les empuja hacia lugares en los que la vida les resulte más humana. Estos refugiados serán recibidos con los brazos abiertos, porque vendrán con dinero fresco, aunque sea poco, y algo dejarán. Serán tratados con la delicadeza neoliberal que caracteriza nuestro sector servicios y se marcharán luego encantados, con la piel tostada como si hubieran estadio trabajando en el campo, y el ánimo encandilado por haber podido gozar de unos días de verdadera libertad. Tras su paso quedará un buen rimero de camareros, cocineros y personal de hoteles, hombres y mujeres -previsiblemente, más mujeres que hombres- que, tras unos meses de práctica esclavitud, volverán a engrosar las listas del paro y a darle vueltas en la cabeza a la posibilidad de refugiarse en algún otro país.

Buenas noches.

martes, 2 de febrero de 2010

Servicio


Unos se caracterizan por su espíritu de servicio. Otros parece que más bien tienen espíritu de ser servidos. A estos se les descubre enseguida por su olor a mierda.

Sobre lo que se debería hacer con ellos, no sé qué decir. En todo caso, en nuestra mano está valorar más a unos o a otros.

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martes, 5 de agosto de 2008

Lo normal y lo raro

Lo normal en una sociedad humana debería ser lo humano, esto es, lo racional, lo que todos podríamos hacer sin que se produjeran consecuencias no deseadas, lo que produciría progreso útil para todos, lo que generase un bien colectivo, lo que desarrollase el respeto y no la utilización del otro en beneficio propio, lo que estuviera lejos del engaño y de la discriminación.

Lo raro debería ser lo anormal, lo que se produce alguna vez porque esporádicamente ha fallado alguno de los criterios con los que se produce lo normal. Por ejemplo, debería ser raro que alguien engañase, o no respetase a los demás o se aprovechara de los prójimos.

Pues bien, qué tipo de sociedad estaremos construyendo entre todos para que, cada vez más, lo normal parezca raro y, en cambio, lo raro se vea con más frecuencia como normal.

Por si lo anterior ha quedado algo espeso, pensemos en algunos ejemplos. Para un ser humano corriente, contemplar a otro ser humano por las calles de su ciudad metido en un coche lleno de altavoces, desparramando decibelios en cantidades enormes por las ventanillas bajadas, haciéndolo a cualquier hora del día o de la noche, produciendo una contaminación acústica brutal, molestando a cualquiera que tenga la mala suerte de vivir por donde pasa el insensible insensato y poniendo sus sistema nervioso en las peores condiciones para reaccionar ante una emergencia, todo esto le debería parecer raro. Sin embargo, estarás de acuerdo conmigo, lector, que cada vez es más normal.

O el caso del sector servicios, por ejemplo, el de los bares y restaurantes. Conocí a un camarero en Sevilla que decía con su habla graciosa: “Mire usted, aquí estamos para que el cliente salga satisfecho. Y si el cliente sale satisfecho, yo me quedo satisfecho. Y, además, volverá”. Era una actitud que la palabra “servicio” no describe exactamente, pero en la que había una intención de que lo que uno hacía tenía sentido si el que lo recibía quedaba a gusto y se sentía bien tratado. Conozco, afortunadamente, a muchos camareros y a muchos otros profesionales que ejercen sus trabajos con esta actitud. Pero cada vez son más raros. Lo normal se ha vuelto también aquí raro. La mirada con la que me obsequió la otra noche un camarero cuando le llevé al mostrador una botella que me había puesto en la mesa y que estaba caducada venía a decir: “Usted pague lo que yo le diga y haga el favor de no dar la coña”. Esto es lo que me parece a mí que se está entronizando como lo normal, cuando debería ser lo raro.

Como decía el otro día, ya se acerca (I) el triunfo final (II). El nivel de mierda sube y nos va a encontrar desprevenidos.



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