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martes, 26 de marzo de 2024

Todo vale

 


En este precioso mundo en el que vivimos, tan rebosante de racionalidad y de buen vivir para todos los ciudadanos (incluidos mujeres, niños, refugiados, enfermos, víctimas y todos los demás) y tan lleno de valores humanos, sobresale una actitud un tanto tosca, injusta e irrespetuosa, que, al parecer, puede resultar muy rentable para algunos. Se trata del arte de vender. Se vende todo: cosas, ideas, mentes, órganos, puestos de trabajo y todo lo que se ponga por delante. Incluso vale venderse, aunque sea por poco dinero y destrozándose el futuro.

Estoy haciendo un pequeño trabajo sobre las fobias. Se me ocurrió poner en el buscador “fobias” y, ante mi sorpresa, lo primero que me apareció fue la oferta de una empresa muy conocida, que te lleva a casa rápidamente lo que le pidas y que está acabando con el pequeño comercio. La tal empresa internacional decía que también vendía fobias. Probé luego con bulos... y también vendía bulos. A precios bajos, añadía. Y el uranio enriquecido de baja radiación también era objeto de negocio. Lo pongo aquí como anécdota y para favorecer la desconfianza sobre lo que aparece en las redes sociales y en cualquier medio de comunicación barato. Estamos en la era de la normalización impune del disparate. Todo vale.

viernes, 2 de julio de 2021

Pérdidas




 La primera acepción que da el diccionario de la RAE del término “vergüenza” es la de “Turbación del ánimo ocasionada por la conciencia de una falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante”. Para tener vergüenza hay que tener conciencia de que hay un deber moral, respecto del cual se puede cometer una falta. Hay que tener también una idea clara de la honra, esto es, del respeto de la propia dignidad. Y también hay que proponerse no humillar a nadie, o sea, no herir su dignidad. Todos estos valores son propios de un sentido evolucionado de la humanidad, muy alejado de la brutalidad de la selva.

Cuando la máxima que rige una vida es esa tan dañina de “Todo vale”, lo primero que cae es la conciencia de que hay un deber moral, de que se pueden cometer faltas y de que el respeto, la honra y la dignidad son importantes. Ya nada de eso vale. Con ello cae la vergüenza. Es lo primero que pierden los políticos que no se dedican a promover el bien común, sino a crispar los ánimos, a sacar tajada económica de su situación y a querer el poder a toda costa y de cualquier manera.

Si esta es la primera pérdida, la última no es menos dañina ni menos preocupante: es la del sentido del ridículo. La fe en el “Todo vale” sitúa a quien la profesa por encima de cualquier respeto, de cualquier consideración del otro como un igual. Incluso lo sitúa lejos de esa otra máxima hipócrita, pero controladora de los brutos, que es el “qué dirán”. Sin sentido del ridículo, todo está permitido, todo es posible: ir contra la ciencia, contra los hechos, contra la historia, contra lo bueno, incluso contra uno mismo. 

Cuando un político ha perdido el sentido del ridículo, ya no tiene nada más que perder.

jueves, 25 de junio de 2020

Efectos colaterales

El neoliberalismo imperante (de Imperio) nos ha enseñado que todo vale y que, por tanto, cualquier cosa puede hacerse de cualquier manera. “¿Quién me va a decir a mí cómo tengo que conducir?”, dijo en su momento el emperador Aznar en una bodega. “¿Quién me va a decir a mí dónde tengo que pasar el confinamiento y cómo me tengo que poner la mascarilla?”, diría hoy. De hecho, muchos de los que, con gran aplicación, han aprendido a ser neoliberales hasta durmiendo es lo que hacen. Y los demás hemos soportado como quien oye llover el engrandecimiento de esta degradación humana. Hoy vivimos sus efectos, no sé di directos o colaterales. Puedes pulsar sobre la siguiente noticia y leerla.

El riesgo de la relajación: los brotes se están produciendo en todas partes
Celebración espontánea de la fiesta de San Juan en Ciutadella, Menorca, festejo suspendido por el Ayuntamiento y en el que se han producido algunas aglomeraciones.
Foto tomada de El País.

Hoy, además, me he dado un madrugón enorme para esperar a un operario que vendrá a solucionar alguna inoportuna avería.

Y ayer, un desagradable episodio menor con un empleado de los que atienden al público. Antes, cuando el capitalismo no había adquirido las características salvajes que luce hoy con desparpajo, era el cliente “el que tenía razón”. Daba igual que la tuviera o no, porque de lo que se trataba era de no perderlo y de que, dado que era quien pagaba, era mejor tenerlo contento. Hoy, como al parecer vale todo y el cliente debería seguir la máxima de “paga y calla”, cualquiera, sea el dueño o el último empleado, se siente con el derecho de contarle al cliente la primera milonga que le venga a la boca, sea una historia razonable o una muestra de ignorancia, de falta de educación o de ambas cosas. Como todos han visto y oído que al cliente se le puede tomar por tonto -o por ignorante, porque creen que todos somos como ellos- cualquier disparate o impertinencia les vale, porque hay mucha gente que se los traga. O no, claro.

Ayer fui a recoger un papel a una oficina. Me lo dieron. Como ha ocurrido las últimas veces que he ido al mismo lugar, el papel estaba mal hecho, con lo cual, le pedí al empleado que me lo hiciera bien. Era nuevo en el puesto y lo traté con consideración, pero el tipo se envalentonó y empezó a excusarse -o algo parecido- con unas historias absurdas, en las que le daba la vuelta a la realidad y se quedaba tan tranquilo. No sé si estaba acostumbrado a leer bulos y a contarlos después o sentía la necesidad de tener razón de cualquier manera, pero, ante los disparates que me estaba contando, le tuve que parar los pies y aclararle de la mejor manera que pude cuál era mi situación -que se atrevió a poner en entredicho- y en qué consistía el papel que tenía entre manos, que declaraba como prácticamente inservible. El asunto medio se resolvió, pero no de la mejor manera posible. No les voy a dar más oportunidades. Ellos verán. 

A veces me siento como un marciano en Venus, como un pez en una tinaja, como un artesano en una fábrica, como un emigrante en tierra extraña, como un yo rodeado de yos, pero sin tús. Serán efectos colaterales.


jueves, 21 de mayo de 2020

La selva


El neoliberalismo empezó siendo una ideología económica. Su lema era 
“Todo vale”

Esto es: cualquier método es válido para obtener beneficios. 

Esta ideología fue calando en la sociedad, y los ciudadanos la fueron aplicando a su situación vital cotidiana, adaptando su lema a este otro: 
“Si todo vale, entonces hago lo que me da la gana”

Esto es lo que se ve por el mundo. Las célebres manifestaciones de Aznar sobre quién era nadie para decirle a él si tenía que beber o no cuando conducía son un claro ejemplo de este neoliberalismo social. 

Desde hace algún tiempo el neoliberalismo ha entrado bruscamente en política, en su versión más tosca, burda y ajena a la democracia. Su lema ahora es: 
“Solo vale lo mío”

Así vamos poco a poco adentrándonos en la selva.

lunes, 6 de abril de 2020

Estelas en la mar contaminada. Momentos




No me parece que sean momentos de buscar culpables. No considero que se deban hacer ahora críticas destructivas, sino todo lo contrario, que aporten algo para mejorar la situación. No creo que sea la hora de atacar a nadie; a lo sumo, de defenderse. Intentar sacar rédito político o económico de una situación como la que estamos viviendo lo estimo de una bajeza democrática y humana digna de tenerse en cuenta. Y, sin embargo, parece que el odio, el oportunismo, la osadía, la codicia y el vale todo son más fuertes que el maldito virus. Dijo Heráclito (540 -480 a.C. -léase antes de Cristo, no antes del Coronavirus. Gracias, Romi) que la guerra era el padre de todas las cosas. Para lo que les interesa hay quienes son muy heraclíteos.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Buenas noches. Disparates




Cuando un personaje conocido dice con frecuencia disparates en público, lo que hace es ampliar el campo de lo que se puede decir e invitar a los ciudadanos a que profieran, a su vez, los disparates que quieran. Desgraciadamente, el “todo vale” neoliberal hace cada día más daño. 

Buenas noches.


sábado, 1 de diciembre de 2018

Buenas noches. Deterioro




No lo quieren ver, posiblemente porque el odio no se lo permita, pero el neoliberalismo económico, que durante décadas han querido imponernos, ha generado en la sociedad un neoliberalismo social, que se nota en el todo vale, en que el tener es más importante que el ser, en que lo social es enemigo de lo particular, en las fobias hacia los diferentes, en la consideración de las mujeres, en la ausencia de igualdades y en el uso privado de cualquier espacio público. El individualismo egoísta se está convirtiendo, así, en lo único digno de tenerse en cuenta por muchos. Lo que no se puede admitir es que los defensores del neoliberalismo le echen la culpa a los demás de ese deterioro de la sociedad en el que nos encontramos. 

Buenas noches.


domingo, 6 de mayo de 2018

Buenos días. Huida




Huyamos de quienes creen que todo vale. 

Buenos días.


viernes, 10 de noviembre de 2017

Día de las Librerías



Hoy es el Día de las Librerías. Es un día que tiene un componente comercial, como es lógico. Por eso hacen descuentos en los libros que se compren hoy en ellas. Pero también tiene un componente más simbólico y menos material. La lamentable ideología que nos domina -el degradante neoliberalismo- defiende y practica el lema cruel de que 'Todo vale'. Esto equivale a decir que todo es lo mismo, que todo tiene el mismo valor y que todos los lugares tienen la misma importancia. Por eso no tienen inconveniente en derribar palacios para hacer centros comerciales.

Pero no todo vale igual porque no todo es igual. Hay lugares que, por la función que desempeñan y por lo que significan, son diferentes. Ante ellos hay que aprender a sentir un respeto exquisito y un cariño reverencial, porque, sin ellos, una vida humana buena no sería posible. Me refiero a los teatros -en donde la reflexión sobre la vida nos hace crecer como personas-, a los museos -en donde la cultura se nos ofrece para que podamos dialogar y gozar con ella- o a los edificios que revelan una arquitectura de calidad. Y también a las librerías. Son templos de la cultura, depósitos de sabiduría, espacios a los que recurrimos cuando queremos conocer otras ideas, otros mundos, otras vidas. Una de las grandes fuentes de placer es visitar una librería, ver los libros, pedir consejo al librero, descubrir lo que otros nos dicen de la vida, disfrutar con la belleza del pensamiento, del arte o de la ficción.


Me gustaría provocar hoy en todos nosotros una idea de reconocimiento y de respeto hacia el valor humano y vital de las librerías. A mí me parece claro que el bien y la belleza habitan en ellas.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Buenas noches. Lo que veo / y 3



Si a esta sobrevaloración de los sentimientos, en detrimento de una razón que analice la realidad y que nos dé argumentos para explicarnos lo que ocurre, le añadimos el lema que con tanto éxito ha instaurado entre nosotros el neoliberalismo dominante, eso de que 'Todo vale', la mezcla resultante es tremendamente eficaz para desintegrar una sociedad que pueda resultar humana e ilusionante.

Te sugiero que analices desde este punto de vista cualquiera de los fenómenos que ocurren en el panorama político mundial y español. Intenta leer buena prensa y escuchar buena radio, a ver si encuentras alguna 'razón' que explique cualquiera de las medidas que está tomando Trump. Haz lo mismo con King John-un, o con las medidas económicas restrictivas tomadas en España y en otros países y sus terribles resultados, o con las medidas que toman por su cuenta Rajoy y los de su cuerda, o con los sucesivos y ruborizantes apoyos de ciertos votantes a partidos políticos podridos por la corrupción hasta las trancas, o con las inauditas actuaciones de ciertos independentistas en Cataluña, o con cualquier fenómeno que se te ocurra. Yo no veo racionalidad por ninguna parte y sí observo, en cambio, una exaltación de sentimientos, de apetitos, de deseos o hasta de obsesiones. Y como nadie entre nosotros se preocupa de que pensemos, de que analicemos y de que argumentemos racionalmente nada, tendemos a reproducir lo que vemos y nos vamos dejando llevar poco a poco por nuestras apetencias, por lo que sentimos o por lo que vemos, sin que preguntas como ¿por qué? ¿cómo? ¿está justificado? ¿qué consecuencias tendrá? o ¿y después qué? nos aparezcan en la mente y nos empujen a intentar contestarlas.

Fíjate, si te parece, en el estilo que muestran los grandes espacios de la televisión, en el papel que ocupan en la sociedad el fútbol y los deportes mayoritarios, en la evolución de los planes de estudios, de los que desaparece cualquier materia que nos invite a pensar. Quieren exaltar nuestros sentimientos, quieren que suframos, que nos emocionemos, que nuestros apetitos estén siempre alerta, que situemos la apariencia sensible por encima de cualquier otro criterio, pero no quieren que pensemos, no sea que nos empecemos a explicar lo que ocurre y algún día intentemos cambiar de verdad el mundo. Son malos tiempos estos para el ser humano y para la racionalidad.


Buenas noches.

viernes, 2 de septiembre de 2016

martes, 28 de junio de 2016

viernes, 13 de marzo de 2015

Ética para todos 25. Urgente




Hubo una época reciente, cuando el neoliberalismo económico y su 'Todo vale' comenzó su auge, que la ética se vino abajo para sufrimiento de quienes tenían aún un sentido de lo humano. Esta caída de la ética está alcanzando actualmente caracteres de tragedia, por la velocidad con la que avanza y por la brutalidad con la que se generaliza. Cada uno de nosotros tiene algo que hacer. Es urgente.

domingo, 27 de abril de 2014

Lo que veo cuando miro. Un mundo chabacano



El mundo se está volviendo chabacano y la vida en él va perdiendo calidad.

En los pequeños círculos cercanos a la vida inmediata, lo grosero y lo de mal gusto aflora cada vez con más fuerza en los pequeños detalles cotidianos. Surgen gentes que te tratan mal, que viven como si uno no existiera, que te engañan, que abusan de tu buena voluntad, que usan lo público como si fuera su casa y que te hacen difícil la vida porque siguen la dañina máxima del 'vale todo'.


En los grandes círculos públicos lo chabacano se ha institucionalizado a través del grosero e inhumano neoliberalismo, de la eliminación de derechos a los que no tienen recursos, de la destrucción de la educación por parte del Gobierno y de las familias, del imperio de la economía, del maltrato a la cultura y de un totalitarismo cada vez más fuerte que va a terminar obligándonos hasta a vestir como algún desalmado quiera. Nos están creando un mundo chabacano y nosotros estamos colaborando demasiado pasivamente a ello. Yo creo que esto es así, aunque prefiero no pensar demasiado en ello y hacer por mi cuenta algo que me resulte más edificante. Buenas tardes.

jueves, 25 de julio de 2013

Buenos días. El accidente


Nunca me gustó que el cirujano estuviera de charla con la enfermera mientras operaba, ni que el conductor del autobús se llevara a la novia y la pusiera en la primera fila de asientos para distraerse con ella, ni que el camarero abandonara la atención a los clientes para conversar con sus amiguetes en la barra, ni tantos casos como se dan con demasiada frecuencia, en los que las funciones que se realizan se abandonan para atender lo que apetece más en ese momento. El tren iba a 190, cuando debería ir a 80. No sé por qué habrá sido, pero, al parecer, el conductor gritaba: 'Somos humanos, somos humanos', como queriendo justificar el exceso de velocidad. No somos humanos. No somos animales. No somos nada. Somos lo que hacemos. Si no hacemos nada, no somos nada. Si hacemos cosas propias de animales, seremos unos animales. Si actuamos como seres racionales, seremos humanos.

Solidaridad con las víctimas del accidente, sean gallegas o no. Y a ver si lo que tengas hoy que hacer, lo haces con la atención necesaria. El 'vale todo' se ha colado ya, lamentablemente, en todas partes. Buenos días.

lunes, 6 de febrero de 2012

Vergüenza



Sentir vergüenza significa ser consciente de que uno va a ser juzgado negativamente por alguna acción que va a llevar o ha llevado a cabo, y que ese juicio va a producir en la propia persona un descenso tanto en la autoestima como en la consideración que de uno puedan tener los demás.

El juicio que tememos cuando sentimos vergüenza puede ser emitido por los demás o por uno mismo. En el primer caso, lo que nos puede frenar en nuestra actuación es la opinión contraria que se puede producir en los demás con respecto a nosotros a causa de nuestros actos. En el segundo caso, el juicio lo emitimos nosotros mismos basándonos en nuestras ideas morales. Cuando uno considera que una acción no es buena y que, por tanto, no debe realizarse, siente vergüenza no sólo si la lleva a cabo, sino también, incluso, con sólo pensarla.

Cuando alguien no suele sentir vergüenza ni por lo que puedan pensar los demás de él ni por lo que pueda juzgar de sí mismo, decimos de esa persona que es un sinvergüenza. Dicho con otras palabras. A un sinvergüenza le da igual lo que puedan pensar de él los demás, y sus criterios morales, si es que los tiene, no le impiden llevar a cabo cualquier acción.

El mundo actual del 'todo vale' se caracteriza, a mi juicio, por la proliferación de sinvergüenzas, de gentes que van a lo suyo con descaro, sin importarles ni su honra ni su fama ni su ética, echando mano de todo el cinismo del que son capaces o de lo que les haga falta. Con todo ello provocan la más triste de todas las vergüenzas: la vergüenza ajena.

sábado, 21 de enero de 2012

Todo vale, menos tú



La gente del PP es así. Usan la libertad para hacer y decir, en nombre de ella, lo que les da la gana, con independencia de si se adecua o no a la realidad y sin tener en cuenta si lo que afirman entra en contradicción con lo que han afirmado o con lo que piensan hacer. Ellos son los dueños y juegan a lo que quieren.

Hasta hace poco, su táctica era decir una cosa y hacer lo contrario de lo que decían. Como al paisanaje le da igual una cosa que la otra, para ellos esto no representaba ningún problema. Ante los ojos de aquellos para los que la ética y la racionalidad representan algo importante, quedaban fatal, pero estos ciudadanos son raros, extraños, y, además, no son demasiados, así que qué más da.

Ahora han cambiado su proceder. Para que no les puedan decir que dicen una cosa y hacen otra, han optado por decir las dos: que vamos a lograr reducir el déficit y que no vamos a lograrlo, que es mejor un tipo único de contrato y que no lo es. Confían así en acertar siempre, aunque a los ojos de esos ciudadanos raros, cada vez estén quedando peor.
Es lo que tiene el neoliberalismo, que cualquier cosa puede valer, si interesa que valga. Menos tú, que te consideran un sujeto pasivo, que debe aguantar sus juegos y que no les importas nada.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Hay algo en esta democracia que no me gusta



He ido a votar, pero sin excesiva alegría. No ha sido como otras veces. Tengo en mí la sensación de que hay algo en estas elecciones que no me gusta. Creo que es que no hay juego del todo limpio. Creo que se está corrompiendo la democracia. Creo que votar sin saber lo que realmente se vota es una pantomima infame cargada de energías negativas. Creo que los silencios interesados del Partido Popular son una maniobra sucia propia de la funesta manía del "Todo vale". Creo que la identificación de tanta gente con este partido, con un líder pésimamente valorado y un programa parcialmente oculto, es muy peligrosa para el país y para el propio partido y revela un preocupante nivel cultural en la ciudadanía. La democracia se está convirtiendo en un juego al que yo no quisiera jugar.

sábado, 29 de octubre de 2011

El 'todo vale' en la frutería

Acabo de volver de hacer la compra en la frutería. Mientras estaba allí, ha entrado una señora joven, bien vestida y de aspecto agradable, con una niña pequeña de 4 o 5 años. La niña se ha dirigido a la cesta de las mandarinas y ha tomado una por su cuenta ante las atentas miradas, por una parte, de su madre, que se ha quedado callada y no le ha hecho ninguna indicación a la niña, como si no fuera con ella, y, por otra, de la frutera, a la que se le ha cambiado el tono de la voz.

¿Cómo no va a ganar el PP? Si desde la más tierna infancia educan a los niños en esa trágica norma de 'todo vale', ¿cómo van a creer luego estos niños en el respeto, en el sacrificio, en la igualdad o en la libertad? ¿Entiendes por qué no quieren educación pública? Lo que no quieren es que conviertan a los jóvenes en ciudadanos libres, que piensen por su cuenta y que descubran que hay cosas que no se deben hacer y valores que hay que respetar.

La pobre niña, si alguien no lo remedia, votará al PP el día de mañana y su santa madre, es decir, la señora que parió a la niña, porque de madre, por lo que he visto, tiene poco, ya lo votará ahora y por los siglos de los siglos, porque a ella le va bien.

Habrá que atar las mandarinas con cadenas en las fruterías por si entra esta gente.

miércoles, 26 de enero de 2011

Sin escrúpulos




A pesar de este pesado olor a neoliberalismo que nos invade, no acabo de entender bien que un grupo de periodistas deportivos tengan el estómago y la personalidad tan peculiares como para pasar de trabajar en la SER a hacerlo en la COPE. Y, además, hacerlo todos en bloque. Porque no es que uno de ellos haya sentido de repente los efectos de una especie de conversión paulina, sino que todo un grupo ha pasado de trabajar para lo que supone la SER a hacerlo para lo que representan los obispos. Uno de ellos, incluso, por motivos que desconozco, se incorporó recientemente al cambio, con más premeditación, por tanto, que los demás.

Lógicamente, el caso tendrá sus peculiaridades y sus motivaciones, pero yo veo en él una muestra más de que hoy día puede hacerse lo que a uno le dé la gana y trabajar tanto para el amigo como para el enemigo. ¿Qué más da, si todo vale, si todo es posible?

Algún intelectual dijo no hace mucho que esto era posible porque el deporte no tiene ideología, lo cual me parece de una candidez que asusta. Aparte de que no se trata aquí del deporte, sino de la información deportiva, colaborar a incrementar los beneficios de una cadena, aunque sea privada, defensora de la democracia y de un estilo de vida democrático, no es lo mismo que hacerlo a favor de unos obispos capaces de montar manifestaciones populistas y deshumanizadoras y de defender maneras de vivir de otros tiempos. No es lo mismo.

Allá cada cual con lo que hace, pero no puede quedar como modelo de actuación, una vez más, el todo vale, el todo es posible. Hay cosas que sólo se hacen porque se pone el interés personal muy por encima de lo que sea, sin escrúpulos y sin demasiada justificación.