26 de enero de 2019
Nadie es absolutamente bueno ni absolutamente malo. Nadie es absolutamente inteligente ni absolutamente tonto. Todos somos más o menos de todo. Por eso es necesario que tengamos espíritu crítico para distinguir unas cualidades de otras, sobre todo en uno mismo, y también la suficiente nobleza para descubrir y admitir lo positivo que tienen los otros.