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jueves, 23 de octubre de 2014

Adiós, feministas. No ha sido un placer



He tenido varios encuentros poco agradables con mujeres feministas que me han mandado a tomar vientos cuando les proponía mi colaboración en la lucha por la igualdad. Recuerdo la última, cuando sugerí el cambio del lema 'Teresa somos todas' por el de 'Teresa somos todos', en relación con la enferma de ébola. Una feminista me contestó que sus amigos feministas se sentían incluidos en el 'todas'. La respuesta me pareció un desaire, una descortesía y una pésima manera de defender el feminismo. Ya mis alumnos me advertían de que no se iban a apuntar al mero cambio del 'todos' por el 'todas' en nombre de la igualdad.

Ahora veo este artículo, escrito por un hombre feminista, en el que se nos invita a los hombres a dar un paso atrás, a callarnos y a limitarnos a hablar y convencer a los hombres. No he visto a ninguna feminista que esté en contra de esta propuesta. No sé si, en consecuencia, debo mostrar públicamente mi arrepentimiento por haberme pasado media vida hablando de igualdad con mis alumnos y con mis alumnas y pedirle disculpas a éstas por haberlo hecho.

Siempre he creído en la igualdad, más bien, en las igualdades. La de la mujer es una de las desigualdades más claras que se dan en las sociedades, pero no es la única. Hay también desigualdad en el racismo, en la xenofobia, en el trato a los niños y niñas, en el terreno de la orientación sexual, entre las regiones y países pobres y ricos, etc. Si le aplicamos a todos estos campos la receta que se nos propone, habría que dejar solos a los inmigrantes para que arreglaran sus problemas, a los extranjeros, a los homosexuales, a los transexuales, a los bisexuales, a los niños y a los pobres. La razón es la misma que sirve para justificar que no podamos luchar junto a las mujeres feministas: no conocemos su realidad, no somos quiénes para opinar y por ello debemos callarnos.

Bien. Yo ya me he hartado. Me parece un disparate que se dude del feminismo de algunos hombres y no del de algunas mujeres. Estas generalizaciones me parece que echan abajo cualquier argumento con futuro. Yo voy a seguir haciendo lo que me parezca más razonable, aunque me guardaré mucho de apoyar públicamente a las mujeres feministas, de acudir a alguna manifestación con ellas o a algún acto en donde prefieran que me esté callado.


Desde aquí me despido muy tristemente de las feministas, no del feminismo. Espero que aviséis cuando podamos trabajar juntos como seres humanos para conseguir igualdades. No sé qué tendrá el sexo o el género que nos separa tanto. Adiós. No ha sido un placer.