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jueves, 29 de marzo de 2018

Buenos días. Educación




Hay que educar en el acuerdo, no en la obediencia. 

Buenos días.


miércoles, 7 de marzo de 2018

Salid de ahí



A quienes pensáis que la superioridad es mejor que la igualdad os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes pensáis que tener hijos, criarlos y educarlos no es cosa de dos os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes pensáis que vuestro privilegio está en el sexo os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes obligáis a practicar una belleza de acuerdo con vuestros gustos os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes menospreciáis el trabajo de los diferentes os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes usáis la fuerza física para imponer vuestros criterios interesados os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes acosáis, violentáis, abusáis, pegáis y hacéis sufrir os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes no criáis seres humanos, sino machos y hembras os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes no aportáis nada en el hogar, pero disfrutáis de todas sus ventajas os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes ponéis la obediencia por encima del acuerdo os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes gobernáis con criterios discriminatorios os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes creéis que el sexo es un criterio de división social os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes defendéis el género como argumento para mantener vuestra posición económica y social os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes no defendéis el derecho a la autonomía de cada uno de los seres humanos os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
A quienes no queréis tomar conciencia de lo que significa ser humanos os digo que salgáis de ahí, que eso no es justo.
Os digo que salgáis de ahí voluntariamente y convencidos de que eso es lo justo, porque si no lo hacéis, está cada vez más cerca el día en el que no tendréis otro remedio que salir.

martes, 12 de enero de 2016

Buenas noches. No al machismo 29




El machista no deja crecer a la mujer. 

Más bien, prefiere reducirla, empequeñecerla, limarle todas sus cualidades. 

Él quiere ser el rey y que ella sea la súbdita, la bella y obediente súbdita. 

Buenas noches.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Buenas noches. No al machismo 22




El criterio de actuación de la mujer nunca debe ser el de la obediencia. 

Eso implica introducirse en una dinámica de poder, de mando, de desigualdad que no la va a dejar vivir. 

Buenas noches.

viernes, 9 de enero de 2015

Ética para todos 16. ¿La mujer debe obedecer a su esposo?



Retomamos hoy estas reflexiones sobre la ética, dado que un par de amables personas me han pedido que continúe.

Habíamos propuesto el último día el análisis de la siguiente norma:

La mujer debe obedecer siempre a su esposo.

Es evidente que esta norma entra dentro del machismo, esa lacra social que arrastramos lamentablemente desde hace siglos. El machismo es una forma de discriminación que se caracteriza por la supuesta superioridad que algunos hombres creen interesadamente que tienen sobre las mujeres, a las que consideran seres de segunda que tienen que obedecer sus órdenes.

Esta norma no es jurídica, a menos que aún quede alguna ley trasnochada en la que figure semejante falta de respeto hacia las mujeres. Recuerda que hasta hace bien poco, la fórmula que usaba la Iglesia católica para el rito del matrimonio incluía una pregunta a la mujer sobre si estaba dispuesta a obedecer al marido. Al hombre, en cambio, no se le preguntaba si iba a obedecer a la mujer. Era un machismo bendecido, como tantas otras veces, por el poder de la Iglesia.

¿Será una norma moral? ¿Por qué? Recordemos que para que una norma sea moral (1) me tengo que sentir obligado a cumplirla, (2) sería bueno que la cumpliera todo el mundo y (3) no se cumple porque se obtenga alguna ventaja con ello, sino porque se considera buena. Todo ello, claro está, convenientemente justificado racionalmente con argumentos suficientes.

Si soy mujer, ¿me puedo sentir yo obligada a obedecer a mi esposo? Si soy hombre ¿puedo obligar a mi esposa a que me obedezca? Es evidente que, a menos que se sea machista, no se puede justificar tal obligación. La razón es bien sencilla: hombres y mujeres somos iguales y tenemos los mismos derechos. Un hombre no puede obligar a ninguna mujer a que, por ser mujer, le obedezca. Eso es no respetarla como persona, no tratarla como un ser humano. Esa supuesta obligación es injustificable. Por tanto, no cumple la primera condición.

Por el mismo argumento, no sería bueno que todas las mujeres tuvieran que obedecer a sus maridos, así que la segunda condición, tampoco la cumple.

Una persona moralmente sana no verá nunca como buena esta norma y no podrá admitir como justificada la posible ventaja que los hombres obtendrían si las mujeres les obedecieran. Esto es precisamente lo que va buscando el machista, este es el interés que tienen en que las mujeres se consideren inferiores: les viene bien a ellos porque así podrán ordenarles lo que les plazca. Pero es un interés que nunca podrá justificarse racionalmente. Tampoco, pues, cumple esta condición.

Por tanto, la norma propuesta no es una norma moral.

Para la próxima ocasión, te propongo que veas si es jurídica y/o moral la norma siguiente:

'Cuando voy a cambiar de carril, debo indicarlo con el intermitente correspondiente'.

Recuerda mi dirección mcetica@gmail.com, por si la necesitas.


lunes, 8 de septiembre de 2014

Buenas noches. Los maleducados y 4



Los maleducados dicen que las mujeres son seres respetables, pero las consideran como destinadas a mostrarles a ellos siempre la belleza, a estar a su servicio y a obedecer sus órdenes.

Los maleducados creen estar en posesión siempre de la verdad, pero no son más que unos catetos sin mucho arreglo, que van mostrando su ignorancia como si fuera el ideal de la humanidad.

Los maleducados están mal educados porque nunca entendieron lo que significa un ser humano.

Buenas noches.

martes, 24 de julio de 2012

Obediencia


Españoles: 

Quiero que me abedezcais de la misma forma que yo obedezco a la señora Merkel. 

Mariano Rajoy, parador nacional.

lunes, 30 de agosto de 2010

Obediencia al derecho: los malos ejemplos


El expresidente del Congreso de los Diputados, Gregorio Peces-Barba, publicó el sábado pasado en el diario El País un artículo lleno de sensatez y de buen sentido, haciendo ver cómo uno de los males de nuestra democracia es el de que se está perdiendo el respeto a la ley y que esa falta de respeto viene muchas veces impulsada por las propias autoridades políticas.

Lo pongo aquí porque estoy seguro de que merece la pena leerlo y meditarlo.


Obediencia al derecho: los malos ejemplos


GREGORIO PECES-BARBA

EL PAÍS  -  Opinión - 28-08-2010

Para el respeto al Derecho corren malos tiempos. Quizás es uno de los peores datos sobre la salud política y para el ejemplo de los ciudadanos. Ejemplos de hipocresía, de descaro y de oportunismo, con mensajes directos de altos dirigentes políticos, proliferan por doquier y marcan con mucha frecuencia comportamientos destacados en el Gobierno, en la oposición y en muchas Comunidades Autónomas, especialmente del PP. Desde nuestra Carta Magna, en su artículo 9, se establece en ese sentido una obligación jurídica general para los ciudadanos y los poderes públicos, que "están sujetos a la Constitución y al resto del Ordenamiento jurídico". Es un deber incondicionado, una exigencia ilimitada para las instituciones y para las autoridades, que solo tiene un resquicio individual muy restrictivo y que necesita refrendo legal o judicial al más alto nivel con la objeción de conciencia. No cabe objeción de conciencia colectiva ni tampoco fomentar esa objeción por las autoridades. Es lamentable tener que recordar lo obvio y mucho más que el mal ejemplo y los mensajes vengan de quienes tienen esa obligación mayor de respeto.


Toda teoría general debe concretarse con ejemplos, para vergüenza de quienes los representan, para sonrojo de los ciudadanos cumplidores, y con daño irreparable para la educación cívica de los más jóvenes. El caso de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña es paradigmático, con la llamada generalizada de muchos políticos catalanes al desconocimiento o a la desobediencia y con la pintoresca toma de posición del presidente del Gobierno y de su vicepresidenta primera de buscar arreglos para burlar la sentencia. Comprendo que la necesidad de conseguir mayorías suficientes exige esfuerzos y sacrificios, pero nunca se debe llegar a proponer la violación de la Constitución. Lamento que esas voces sean del PSOE, porque no es ni normal ni habitual. Por eso debe reprocharse con dureza.


En el PP, la desobediencia tiene forma directa, y supone la suspensión de la obediencia mientras se recurre al TC o se hace resistencia pasiva y "se acata pero no se cumple". Los ejemplos son infinitos y vienen de lejos: ley de dependencia, rechazo a la entrega de ordenadores a los estudiantes de centros públicos a partir de 4º de Primaria; rechazo a la orden del Ministerio de Cultura, en Valencia, que prohibió la demolición de las casas en la zona declarada como "bien de interés cultural" (BIC) del Barrio del Cabanyal; rechazo de la señora Aguirre al cumplimiento de la ley del tabaco, rechazo o tergiversación del sentido de la enseñanza de la Educación para la Ciudadanía y derechos humanos, entre otros. Los recursos al TC solo durante los Gobiernos de Rodríguez Zapatero son ya 35.


En el colmo del descaro, Mariano Rajoy ha afirmado que los nombramientos de los nuevos magistrados del TC se harán cuando convenga al PP. La obligación derivada de un deber general de cumplimiento ineludible se desprecia y se convierte en una razón de oportunidad, que vulgarmente significa: lo haremos cuando nos dé la gana. ¿Es esa la respuesta de un jurista, registrador de la Propiedad, que pretende presidir el Gobierno de España? Como profesor de Teoría del Derecho le habría suspendido sin dudar un instante. Transmite falta de categoría, ignorancia de las consecuencias de esa afirmación, maquiavelismo barato, picaresca y carencia de grandeza. Habla poco y cuando lo hace se retrata.


El presidente de Murcia, que quizás sea jurista aunque no lo parece, responde a la entrada en vigor de la nueva ley del aborto con un sinsentido porque considera que no obliga, puesto que está pendiente de recurso de inconstitucionalidad. Sustituye y enmienda al propio TC al declarar la suspensión de la aplicación de manera unilateral. Al ignorar indebidamente la obligación de cumplimiento, transmite a todos sus subordinados y funcionarios un mensaje de desobediencia generalizada. Entre la ignorancia y la mala fe se producen daños irreparables al imperio del Derecho. Ni Rajoy ni nadie responsable del PP le ha desautorizado. Otra perla que no se sabe si atribuirla a la ignorancia, a la maldad o al todo vale contra el PSOE, es la de Esperanza Aguirre, apoyada por su consejero de Sanidad, Fernández Lasquetty, cuando afirman que van a fomentar la objeción de conciencia de médicos y enfermeras.


La objeción de conciencia es una opción individual y de la misma forma que no se puede dificultar ni impedir por las autoridades, tampoco se puede aconsejar ni impulsar. Es un comportamiento contra legem que solo se ampara por autoridades que hagan dejación de sus funciones y propongan empujar a decisiones que solo pueden tener un origen en la conciencia individual. En ese sentido, conviene subrayar el buen ejemplo que en estos casos ofrece el Gobierno de Castilla y León, una Administración del PP juiciosa y prudente.


Y los apoyos espirituales los ofrece, como siempre, la Iglesia institucional, que olvidando sus propias carencias, jalea estas actitudes y las justifica, santificándolas. Como siempre al rescate de las tesis más ultramontanas, el obispo Martínez Camino ha afirmado que "es una norma incompatible con la recta conciencia moral, en particular la católica". Es como si estuviéramos en la Edad Media y como si la Iglesia tuviera la suprema palabra. Felizmente, hoy la última palabra la tienen los ciudadanos, las instituciones democráticas, los principios, los valores y los derechos. Son los dioses de nuestro tiempo.




sábado, 10 de octubre de 2009

¿Obedecer?


- Imaginaos que entra un niño pequeño con la intención de meter los dedos en el enchufe. Lógicamente, yo le digo que no los meta, que eso no se hace porque se va a hacer daño. ¿No me debería obedecer?

La respuesta no fue unánime. Salvo una minoría que dijo que sí, el resto se decantó por cosas tales como “Lo hará si quiere”, “Que haga lo que quiera”, “¿Y por qué te iba a tener que obedecer?” “¿Y si nadie le ha dicho que tiene que obedecer?”…

No creo que sea sólo cosa de la edad. Si con 14 años razonan así, mal están las cosas. Y realmente están mal. No tienen ni idea de la necesidad de una obediencia racional, esto es, no son conscientes de que tienen que obedecer y, además, de que tienen que saber por qué deben obedecer. Hay unas cuantas generaciones que pertenecen a la clase bruta. Me refiero a las de los padres de estos alumnos, claro.

Les expliqué que cuanto tengan hijos, deben decirles lo que tienen que hacer y acostumbrarles a que sepan por qué deben hacerlo. Es la única manera de que se vayan haciendo seres humanos y de que vayan abandonando la animalidad inicial.

- Entonces, ¿también debemos obedecerte a ti? Y ¿por qué?

La pregunta creo que indicaba que algo habían entendido. Pero con la distancia me parece que el que un alumno le pregunte eso a su profesor es para que nos pongamos a pensar de dónde venimos, a dónde vamos a ir a parar y dónde y con quién estamos.

A ver si llegan pronto las tarimas, palabra que ¡qué casualidad! encierra dentro de sí esta otra: trama.

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