Estamos en plenas fiestas del Orgullo
LGTBI. Son, en principio, días de reivindicación para las
personas lesbianas, gays, transexuales,
bisexuales e intersexuales. No sé si estará del todo
claro lo que significan todas estas posibilidades. Lo diremos
brevemente.
El sexo es el conjunto de
características biológicas que posee el cuerpo de cada persona.
Según el sexo, estas se distinguen en hombres y mujeres. El género,
en cambio, muestra las actividades sociales que en una cultura y en
un momento determinados se les atribuye a los hombres o a las
mujeres. Es, por tanto una construcción de la sociedad y puede
cambiar con el tiempo. Los géneros son el masculino y el femenino.
De la misma manera que una persona con
un cuerpo biológicamente de hombre se puede sentir identificada con
el género masculino, o si tiene un cuerpo biológicamente de mujer,
se puede identificar con el género femenino, hay personas que,
teniendo un cuerpo, por ejemplo, de hombre, se sienten identificadas
con el género femenino; y también al contrario, teniendo un cuerpo
de mujer, sienten que su identidad de género es masculina. A estas
personas se las denomina transexuales. La expresión
'identidad de género' se refiere a la percepción psicológica
que una persona tiene de su propio género, que puede coincidir o no
con las características sexuales que posee.
La 'orientación sexual' hace
referencia a la atracción que una persona siente hacia las otras
personas. Si un ser humano siente atracción por quienes tienen su
mismo sexo, se habla de una orientación homosexual. En el
caso de que ambos sean hombres se les suele denominar gays,
mientras que si son mujeres se les llama lesbianas.
Estos son nombres aceptados comúnmente por la sociedad y por la
comunidad científica y no poseen ninguna connotación negativa, por
lo que deben usarse en lugar de otros que resultan irrespetuosos para
estas personas. Si la orientación sexual es hacia personas del sexo
distinto al propio, se habla de heterosexualidad. Cuando
alguien siente atracción tanto hacia hombres como hacia mujeres,
aunque no sean ambas de la misma intensidad, hablamos de
bisexualidad.
La
intersexualidad,
término más actual que el de hermafrodita, que hoy se usa sólo
para referirse a animales y plantas, consiste en la disconformidad
que puede presentarse en una persona entre su sexo y sus
características genitales. Por ejemplo, puede tener ovarios y
testículos a la vez, aunque en diferentes grados de desarrollo.
Estas personas no son hombres y mujeres al mismo tiempo, cosa que es
biológicamente imposible. Son hombres o son mujeres y se sienten
hombres o mujeres, pero tienen una alteración meramente biológica
más o menos severa.
Si
tiene sentido que celebremos las fiestas del Orgullo LGTBI es porque
históricamente los hombres han generado un predominio interesado del
género masculino y de la orientación heterosexual sobre las mujeres
y sobre el resto de posibles orientaciones. El papel secundario que
tradicionalmente se ha atribuido a las mujeres y al género femenino
y la persecución que han sufrido las personas homosexuales, las
bisexuales, las transexuales y las intersexuales son una muestra de
este patriarcado heterosexual
que no tiene ninguna justificación ni humana ni científica.
Las
fiestas del Orgullo LGBTI son las fiestas de la libertad
de que cada persona pueda ser lo que realmente es, no lo que quiera
nadie que sea. Son las fiestas en las que se reivindica la igualdad
de todos los seres humanos para poder desarrollar su vida de la
manera que desee, sin que tenga que subordinarse a intereses de una
parte de la sociedad que, de espaldas a la ciencia y a un sentido
noble de lo humano, quiere imponer a los demás su peculiar forma de
entender la realidad. En la medida en que se reivindica en ellas la
igualdad de todas las personas en sus derechos, son también unas
fiestas feministas. Y para quien aspire a crear un mundo más libre,
más igualitario y más humano, son fiestas de todos los ciudadanos.