El problema fundamental de la vida es un problema ético.
¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano?
¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Le oí decir a un monje budista que los
tres venenos de la mente eran la codicia -el apego excesivo a tener
cosas-, el odio -el rechazo emocional impulsivo de personas o cosas-
y la ignorancia – no tener un conocimiento bien argumentado de la
realidad.
No hay soluciones. No hay problemas. Lo
único que tenemos que hacer es vivir adecuadamente las situaciones
en las que nos encontremos. Hay que huir de la problematización.
AMAIA,
sí sí, la pamplonesa de OT y Eurovisión, ha acudido a la
producción de Raül Fernández, al que conocemos bien en esta
sección (¡aquella entrevista en la P.Mayor de Madrid!), productor
de Rosalía, K.Veneno, A.Pla, S.Pérez Cruz...; un gran productor.
Este es el adelanto del primer disco de Amaia.
Platón defendía la existencia de dos
mundos: el mundo sensible, que era un mundo de opiniones, y el mundo
intelectual, en donde se encontraban las verdaderas ideas. Hoy habría
que defender también dos mundos: el de las opiniones que escuchamos
y el de todo lo que se oculta detrás de lo que escuchamos.
Considera a los personajes públicos conocidos.
Escucha con atención lo que dicen. ¿Crees que te hablan a ti? ¿A
qué tipo de ciudadanos crees que les habla cada uno?
Inquietante
vídeo que crea una atmósfera lírica en torno a símbolos eternos,
el oro, la sangre. ¿Es sangre o es chapapote lo que contamina
nuestro mundo? SON LUX es un trío de rock electrónico de Nueva
York.
Ni un reloj, ni un claxon, ni una
sirena, ni un cohete, ni un bombazo, ni un disparate, ni un robo, ni
el empeoramiento de las condiciones vitales, ni las muertes
toleradas, ni las faltas de respeto, ni las mentiras evidentes, ni
una vida de esclavos parecen suficientes para despertarnos.
DEPEDRO
es el nombre del grupo de Jairo Zavala, un músico del barrio
madrileño de Carabanchel. Ahora publica disco con impresionantes
colaboraciones: Luz Casal, Vetusta Morla, Izal... Aquí lo vemos con
Santiago Auserón, el que fuera líder de Radio Futura.
—En lo profundo de la soledad buscada
aparece lo que uno verdaderamente es, ese secreto oculto del que
surgen todos nuestros pensamientos y nuestros actos. Y aparecen
también los otros, los seres necesarios para que podamos vivir y que
aceptamos solo en la medida en que nos sirven. Pero ya no me soporto
a mí ni soporto a los otros. Por eso huyo de la soledad. No quiero
saber nada de mí ni de los otros. Solo me importa lo que tengo —me
dijo.
Las palabras pueden ocultar la
realidad. Los problemas reales del ser humano pueden llegar a
olvidarse ante la aparición de las grandes palabras huecas, esas tan ajenas
a la vida concreta, que incendian la mente y que hacen olvidar a
algunos que están vivos y que tienen que vivir.
El romanticismo fue un movimiento
filosófico, literario y artístico que tuvo su auge en toda Europa
en la primera mitad del siglo XIX. Reconocía esta corriente que el
valor fundamental de la vida era el sentimiento, considerado como una
fuerza infinita que podía dominar el mundo. El sentimiento era una
actividad libre, sin que hubiera nada le pudiera poner límites, y se
manifestaba básicamente en el arte y en la religión. Esta
sobrevaloración del sentimiento iba en detrimento de la ciencia y,
en general, de cualquier actividad racional.
Desde este florecimiento habido en el
siglo XIX, el romanticismo ha tenido periodos de auge y de
decadencia, pero siempre ha estado presente en la historia de la
humanidad reciente. El arte, con mayor o menor acierto, ha mantenido
siempre encendida la llama del romanticismo. Igualmente lo han hecho
las religiones, incapaces de dar una explicación racional a sus
postulados. Lamentablemente la concepción más popular del amor ha
adoptado también este cariz sentimental, ignorando los elementos
racionales que son indispensables en cualquier relación humana
íntima. Y últimamente la política más demagógica parece haberse
apuntado al estilo romántico, apelando exclusivamente a los
sentimientos y las emociones de los ciudadanos y huyendo de dar
argumentos racionales entendibles y comprobables por cualquiera. Los
diversos nacionalismos, los populismos de cualquier signo y las
propuestas que huyen de lo concreto y que se refugian en grandes
palabras vacías de racionalidad son muestras de un romanticismo que
hoy resulta preocupantemente dañino.
El odio es una especie de combustible
que gente interesada intenta instalar en nuestras mentes para, en el
momento más adecuado, prenderle fuego y que estallemos contra un
enemigo previsto, que podemos ser nosotros mismos. El odio genera siempre el mal y evita que un
razonamiento equilibrado, justificado y sensato nos guíe. La mejor
forma de detectar el odio es notar el efecto destructor que produce.
VINCE
STAPLES es un joven rapero californiano. Este vídeo es una divertida
utilización de la aplicación Street View de Google Maps, ironizando
y hasta haciendo sociología.
Según el último informe de European
anti Poverty Network, 12,3 millones de españoles, el 26,6% de la
población, se encuentran en riesgo de pobreza o de exclusión
social. De ellos, 6,4 millones son mujeres y 5,9, hombres. Uno de
cada tres niños está en riesgo de pobreza. El 10,8% de los niños
vive en pobreza severa. El 13,1% de las personas jubiladas está en
riesgo de pobreza, así como el 59,1% de las personas sin empleo y el
14,1% de las que sí lo tienen. El riesgo de pobreza alcanza al 40,6%
de las familias monoparentales y al 24,1% de las nucleares (formadas
por dos adultos con menores a su cargo). 2,3 millones de personas
sufren de privación material severa, lo cual representa 700.000
personas más que en 2008. La pobreza severa afecta al 6,9% de la
población española. Una de cada tres personas con discapacidad está
en riesgo de pobreza o de exclusión. A pesar de esto, parece que los motivos para rechazar unos presupuestos con una fuerte carga social han sido cuestiones macroeconómicas interpretadas por los ricos, el interés por convocar unas elecciones, la unidad de España y el referendum de
autodeterminación de Cataluña. No sé qué pensar.