Acabo de ver en Facebook una petición, en nombre del pueblo, de dimisión de la ministra Ángeles González Sinde. Los motivos son “haber aprobado una ley de espaldas al pueblo” y que “el pueblo se ha manifestado en contra de esa ley”. Ya la han firmado más de 8.000 personas.
Me he quedado perplejo. Estamos llegando a unos límites de ignorancia y de desparpajo para soltar cualquier cosa, tenga sentido o no, que no sé a qué desastre colectivo nos va a llevar.
No sabía yo que en un sistema democrático, como es todavía el nuestro, las leyes las aprobaran los ministros del gobierno. Creía que lo hacía el Parlamento y por mayoría de los representantes del pueblo, pero ahora parece que se muestra otra cosa, que no es más que una estupidez, y, basándose en ella, se pide la dimisión de una ministra.
Tampoco tengo yo noticia de que se le haya preguntado “al pueblo” si estaba de acuerdo o no con la ley Sinde. ¿Cuándo ha sido la consulta? ¿Por qué a mí nadie me ha preguntado nada? Que yo sepa, en una democracia representativa, los ciudadanos eligen a los que estiman oportunos, diputados y senadores, para que sean ellos los que discutan y decidan, pero no lo hace el pueblo directamente. Si se prefiere otro sistema de convivencia política, que se diga claro.
Creo que tenemos que empezar a tomarnos en serio lo que está pasando y dejarnos de demagogias baratas y de intentos de engañar al ciudadano en beneficio de unos listos con ansias de poder y de apropiarse de cualquier cosa. Que diga cada uno lo que le parezca sobre lo que quiera, pero que intente justificarlo con razones claras. Y que no trate de cambiar la realidad con mentiras burdas ni con inventos disfrazados de argumentos.
¿De verdad te crees que vale todo?