Un ministro manifiestamente inepto
debería dimitir. Si no sabe que es inepto o se mantiene en su cargo
por sus intereses particulares, debería ser cesado por quien lo
nombró. Cualquier presidente de un gobierno que sea ciego y sordo a
la ineptitud de un ministro y que lo mantenga en el cargo debería
ser condenado al ostracismo. En la Grecia antigua, todos los años se
votaba para ver si había que desterrar a alguien de la polis para
mantener el bien público. Si se daba el caso, los ciudadanos
escribían el nombre del que debería abandonar la polis en trozo de barro cocido (ostrakom). De ahí viene el término ostracismo.
Buenas noches.