Cuando los años acumulados empiezan a ser demasiados, es propio del hombre prudente retirarse de la primera fila, sobre todo, si no se ha podido o no se ha querido adaptarse a los nuevos tiempos, siempre cambiantes. Quien con muchos años encima se ha quedado parado en un lugar vital, debe quedarse allí a meditar su vejez, pero no debe hacerlo en la primera fila, porque lo único que logrará será que unos pocos se paren también antes de tiempo y que la mayoría le invite a callarse o a quedarse en su casa.