La competitividad y la necesidad de
quedar por encima de los demás, aunque sea en aspectos ridículos,
se está haciendo muy presente en nuestras vidas. Hoy en un
supermercado dos señoras competían discutiendo sobre si una iba a
recibir a más personas para comer que la otra, que si iba a cocinar
más, y que si sufría mucho más. Qué vida más absurda esa.
Buenas
noches.