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miércoles, 15 de marzo de 2017

Buenas noches. Desnudez



Si para dormir te quitas el móvil, los auriculares, la gorra, el vestido, las joyas, el dinero y todo lo que consideras más valioso en tu vida, es que vas mal. 

Buenas noches.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Buenos días. Vestida




Iba siempre vestida con una sonrisa luminosa, excitante y optimista, y con algunos otros complementos para el frío. Buenos días.

viernes, 8 de junio de 2012

Elogio de la mujer libre




Yo quiero ser yo y voy a ser yo. No quiero ser lo que otro quiera que sea. Nadie va a acabar con mi libertad. No tengo por qué hacerle caso a nadie a la hora de decidir cómo va a ser mi vida. Los voy a escuchar a todos, porque puede que tengan algo válido que decir, pero las decisiones sobre mi vida las voy a tomar yo.

Esta actitud va a afectar también a mi forma de vestir. Estoy harta. Ya está bien de que me miren como si no fuera más que un pedazo de carne de mujer. Me refiero a los hombres, pero también a algunas mujeres. Hay mucha gente que no tiene dignidad y que cree que las mujeres tampoco la tenemos. No voy a taparme ni a destaparme porque me lo diga alguien desde fuera. Soy tan ser humano como el que más y voy a ser yo la que decida cualquier cosa que tenga que ver con mi vida.

Hay una plaga en el mundo, el machismo, que dice que los hombres son superiores a nosotras y que por eso tenemos que obedecerles. Yo me niego. En este mundo todos somos iguales y todos tenemos los mismos derechos, digan los machistas lo que digan.

En algunos lugares los machistas obligan a las mujeres a taparse de arriba a abajo para que no las vean los otros hombres. No creo que aquí se les ocurra a ninguno de estos -y hay muchos- hacerlo. Por estos pagos lo que se utiliza cada vez más es lo de que estemos sexys, atractivas y bellas para que así atraigamos a los hombres y podamos atrapar a alguno de ellos. Ninguno dice lo que viene luego, porque en realidad no es que los atrapemos a ellos, sino que son ellos los que nos atrapan a nosotras. Una vez que estás dentro de su red es como si se te nublara la vista y ya no ves ni la libertad, ni el hacer lo que te apetezca, ni el cariño. Ni siquiera te ves a ti misma, sino a una momia de lo que fuiste. Ninguno te habla de eso y ninguna te advierte de lo que puede venir. Cuando quieres darte cuenta, aquel hombre tan gracioso, tan seductor y que te hablaba de una vida estupenda, se ha convertido en tu amo y tú tienes que vivir como a él le dé la gana. En poco tiempo te olvidas de que puedes pensar como quieras y que puedes hacer lo que te parezca. Y lo más cercano que tienes para sentirte a gusto, tu vestido, se tiene también que adaptar a sus gustos, a sus caprichos y a sus manías de enfermo. Esta es una cruz que no se ve desde fuera. ¡Cómo me hubiese gustado a mí que me hubiesen avisado!




La forma de vestirme es muy importante para mí. Me gusta ir a mi aire, al mío, y la verdad es que me gusta ir más bien un pelín destapadita que otra cosa. Si pudiéramos ir todos desnudos, sería lo mejor, pero entre el frío, las tradiciones, los curas y los salidos que hay por ahí, resulta que no puede ser. A mí encantan las faldas cortas y los escotes más bien grandes, me chifla andar con tacones -¡ay, esos taconazos enormes que te ponen tenso hasta el culo!- y pintarme los labios de rojo dormido. Pero ni lo hago porque le pueda gustar a los hombres ni porque alguno de ellos me haya obligado a hacerlo. Hasta ahí podríamos llegar. Yo los respeto a todos y no les digo lo que tienen que ponerse, así que les exijo que hagan lo mismo conmigo.

Algunos de estos machistas, y algunas mujeres que piensan como ellos, son tan simplones y tan tontos que creen que el atractivo y la belleza se dan cuando te obligan, por ejemplo, a llevar un vestido ajustado. No entienden que yo me pongo atractiva cuando me da la gana y que, en cambio, si me obligan a vestir de determinada manera, me puedo convertir en una borde odiosa o en una tonta del bote.

Aún recuerdo, no hace tantos años, cuando empecé a salir con aquel tipo rubio que en verano llevaba zapatos de vestir sin calcetines, ese que hablaba tan rápido y que se empeñaba en llevar siempre la razón. No recuerdo ni cómo se llamaba, pero no me he olvidado del interés que tenía en vestirme como a él le daba la gana. Y, encima, me controlaba a cada momento con el teléfono móvil. 'Te llamo para decirte lo mucho que te quiero', empezaba el muy tontaina, y enseguida que si dónde estás, que si con quién andas, que si por qué no me voy ya para casa. Aquello duró sólo unos días porque a mí no me daba la gana de entregarle mi vida a un tipo que se creía con el derecho a exigírmela. Así que lo mandé a tomar vientos y me quedé más contenta que si me hubiese tocado la lotería. ¡Quién se creería aquel estúpido que era para querer gobernar mi vida a su antojo! Ahora, que se lo dije y se lo dejé bien claro. Yo me puedo poner en pelotas -le solté- o me puedo llenar de telas hasta las cejas, pero lo haré cuando a mí me dé la gana, donde se me antoje y con quien me salga del alma, no cuando a un fantoche creído como tú se meta en mi vida y se ponga a decirme las tonterías que tengo que hacer porque a ti te dé el capricho. Así que ya lo sabes. En la vida de una mujer manda ella y nadie más, por muy enamorada que esté, por mucha boda que haya habido por en medio o por mucha necesidad que sienta. Que tú tengas eso que tienes entre las piernas no te da derecho a gobernar en la vida de ninguna mujer. Y si alguna vez lo logras, será porque has tropezado con una que todavía no se ha enterado o que es tan débil que es incapaz de andar por la vida como un ser humano. Así que ¡aire! y a dejar vivir. Y me quedé mucho más tranquila, como si me hubiese quitado un peso de encima y me hubiese vuelto la libertad.





miércoles, 7 de marzo de 2012

Día Internacional de la Mujer. Machismo 6: EL VESTIDO

Mañana es el Día Internacional de la Mujer. Reproduzco aquí la entrada publicada en este blog el 8/8/2009.


Para mí es muy importante vestir como yo quiera, como me apetezca, decidiendo yo el largo de mi falda, la profundidad de mi escote, los colores y las formas. Mi vestido es una expresión de mí misma y es como si fuera yo misma. Quiero ser yo la que decida si quiero que vean o no la belleza o la fealdad de mi cuerpo o de parte de él. Porque mi cuerpo es mío y mi libertad, también. Si no puedo hacer con mi cuerpo y con mi libertad lo que yo quiera, no puedo ser yo.

- Hola, nena. Ya estoy aquí. ¿En qué estabas pensando? Oye, por cierto, en casa puedes estar como quieras, pero si quieres que salgamos juntos, tendrás que ponerte otra ropa, porque tú no vas a ir con esa faldita y ese escote por la calle conmigo. Así que, ya sabes, cámbiate.
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Día Internacional de la Mujer. Machismo 11 / Otra vez el vestido

Mañana es el Día Internacional de la Mujer. Reproduzco aquí la entrada publicada en este blog el 19/9/2009.

Salen como las setas cuando llueve, aquí, allá, por todas partes. Siempre los hombres diciéndole a las mujeres cómo deben vestir. Siempre pensando que son ellas las que deben adaptarse y no ellos. Siempre pensando que el problema está en lo que se mira y nunca en la mirada.

Pongo aquí, por si quieres verla, la dirección de una noticia que ofrece la BBC sobre lo que dice el ministro de Ética e Integridad (!!??) de Uganda. Se titula "¿Con minifalda? ¡Desnuda!". Si consultas las "Notas relacionadas", la cosa se pone aún más desagradable.

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