Si has vivido en una ciudad pequeña, habrás podido sufrir las consecuencias de la falta de respeto y de la ignorancia de los incivilizados, posiblemente enfermos, que van con la radio del coche a todo volumen molestando indiscriminadamente a vecinos, transeúntes y a todo el que tenga la mala fortuna de cruzarse con ellos. En el mejor de los casos, es posible que estos individuos no sepan lo que les ocurre. Incluso puede que su necesidad psicológica de llamar la atención y de huir de sí mismos les impida saber que están molestando. Pero ¿saben estos individuos y saben las autoridades que toleran su comportamiento que éste tiene algún parecido con los métodos de tortura que se practican en Guantánamo?
Te invito a leer el
artículo que aparece hoy en el suplemento dominical de
El País sobre este asunto.
.