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viernes, 26 de noviembre de 2021

Generaciones




El conocimiento racional genera personas prudentes, que suelen acabar siendo sabias.

La ignorancia genera personas atrevidas, de donde afloran los catedráticos de bar.

miércoles, 21 de julio de 2021

Papeles para aprender. Manuel Vicent: En la mar


Fotografía tomada de El País.

 Otra lección de sabiduría la que da Manuel Vicent en su columna de El País de los domingos. Se titula En la mar, y puedes leerla aquí.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Él y su coche



 Eran él y su coche. No existía nada más en el mundo. Lo que se veía por ahí eran seres ajenos a él y a su coche, carentes de importancia y de significado en su vida. Él y su coche habitaban en una soledad gozosa en medio de todo lo que no le interesaba. Cuando él y su coche estaban juntos, el mundo sonreía. El coche, aunque no hablaba, obedecía sin rechistar. Era un coche bueno y nunca se negaba a lo que él le solicitaba. En su coche el confort, la paz y el placer estaban garantizados. Él en su coche hacía lo que le apetecía. Iban, venían, paraban en donde a él le venía bien y circulaban al ritmo que en cada momento le pedía el cuerpo.

No había normas. Si acaso las muy imprescindibles, pero lo fundamental era hacer lo que la vida le pedía a gritos en cada momento. Eso de las normas era algo ajeno a su vida. Creía que cada cual tenía que ir a lo suyo y él con su coche no tenía por qué dejar de hacer lo que quería porque alguien quisiera cruzar por un paso de peatones o porque dijeran que hay que poner los intermitentes. Que cada uno se busque la vida y que gane el más fuerte.

Su coche era un Mercedes rojo de aspecto deportivo, con dos puertas y una buena radio para que todos, dentro o fuera, oyeran la música que a él le gustaba. Por dentro tenía detalles de calidad. Por fuera estaba limpio y cuidado, aunque con pequeños restos de alguna reparación.

Aparcó en la puerta del bar. Una cerveza a mediodía sentado en una terraza era muy apetecible después de una mañana de trabajo. El dueño del bar era amigo suyo y le gustaba ir a verlo y a charlar un rato. La calle tenía dos carriles y un arcén en el que se aparcaba bien. Una vez situado el coche, apagó la radio, quitó la llave y abrió la puerta para salir.

Abandonar el coche durante un rato y entrar en un mundo lleno de personas y de cosas que no le importaban demasiado era como abandonar su zona de confort. Muchas veces al día debía hacer ese sacrificio necesario de tener que andar, hablar, beber, discutir, incluso aburrirse fuera de su coche. Volver a él era como el descanso del guerrero, como la entrada en el paraíso.

Un estruendo inusual asustó a quienes estaban en la terraza del bar. Dos camareros salieron corriendo en dirección al coche. Todos se levantaron y pensaron en lo peor. Un autobús verde pasó por el carril derecho y paró a unos metros del bar.

La costumbre de no tener en cuenta las normas hizo que abriera la puerta del coche sin mirar si venía alguien por detrás. El conductor del autobús, que por sus dimensiones ocupaba todo el carril, no tuvo tiempo de ver que una puerta se le abría inesperadamente en su trayectoria. El golpe fue estrepitoso. El retrovisor rojo quedó tirado varios metros más adelante. Unos trozos de cristal se esparcieron por el suelo. La puerta quedó deformada, con el interior desencajado y sin poderse abrir ni cerrar. La fortuna quiso que a él no le diera tiempo de sacar la pierna. Aunque el coche rojo estaba aparcado algo separado de la acera, su amigo adujo que los autobuses pasaban muy pegados a los coches. Alguien en la terraza comentó que había que mirar antes de abrir la puerta. Otro pensó en la utilidad de cumplir las normas. Él se quedó a medio camino entre el ridículo que no podía admitir y el deseo de culpar al conductor del autobús que no podía expresar. Con una expresión de enorme tristeza llamó a la grúa.

domingo, 6 de septiembre de 2020

Primer día del curso



Es difícil, para quien se ha pasado muchos años de su vida dando clases, olvidarse de que ya no es profesor. Quizá por eso me he preguntado qué le diría yo a mis alumnos si tuviera que darles clases este curso. Te lo cuento por si te sirve.

Siempre he pensado que a los alumnos hay que abrirles el abanico del futuro, enseñarle los caminos mentales y profesionales por los que pueden transitar, las maneras de vivir que se dan en el mundo y, también, ponerles los pies en el suelo y ayudarles a que entiendan la situación en la que viven en cada momento. Por eso yo empezaría hablándoles del aquí y del ahora.

Les diría que este curso sería, como terminó siendo el anterior, raro, inusual, pero que no pensaran que todos los cursos iban a ser así. Esto es algo transitorio y como tal hay que vivirlo.

Les rogaría que en la situación actual, en la que vivimos una crisis básicamente sanitaria -aunque no solo sanitaria- aprendieran a ser prudentes y se ejercitaran en ello. La prudencia es posiblemente la principal virtud del ser humano, porque influye en todo lo que hacemos. Consiste en conocer el mundo en el que estamos, en prever las consecuencias de nuestros actos y en saber en cada situación qué debemos hacer para generar el mayor bien o el menor mal posibles. En las circunstancias actuales intentaría persuadirlos de que, ante todo, hay que ser prudentes en nuestros comportamientos cotidianos.

Les sugeriría, dado que están muy en contacto con las redes sociales, que aprendieran a distinguir lo que dicen los médicos y los expertos, de lo que se puede leer a través de bulos, noticias prefabricadas y opiniones interesadas, que pueden ser muy dañinas para quien las siga. Comprobar lo que se lee antes de aceptarlo sería una buena medida que podrían adoptar.

Les pediría también que fueran capaces de realizar un esfuerzo extra, dada la situación anormal en la que estamos. No se trata de no perder un curso, sino de no aprender lo que en circunstancias normales aprenderían. Deberían ser conscientes de lo que la vida les pide en estos momentos.

Les haría ver, por último, que el Covid nos ha recordado nuestra dimensión fundamentalmente social. No solo es que para sobrevivir en el mundo necesitemos de muchísimas personas, de manera que somos el fruto de un enorme entramado social, sino que cuando vivimos una situación adversa, como la que estamos padeciendo, cualquier comportamiento inadecuado de una sola persona puede generar un mal enorme en los demás. Para lo feliz y para lo desgraciado, somos seres sociales, cosa que deberían pensar y compararlo con el individualismo que cada vez aparece más en nuestras vidas.

Y les pediría su opinión sobre todo esto, porque de ellos siempre he podido aprender mucho.


jueves, 16 de julio de 2020

Los dos mundos



Los vivo muy de cerca, con intensidad, con un punto grande de tragedia.
Uno es el mundo de la prudencia, esa virtud tan cara, cada vez más rara, cada día más difícil.
Otro es el mundo de la barbarie, tan fácil, tan aparente, al parecer tan apetecible, tan triunfante.

Entre ellos, muchas personas ajenas a esta guerra.
Unos pocos, no creo que muchos, sufriendo.

sábado, 28 de marzo de 2020

Estelas en la mar contaminada. Gracias



Gracias a la vida por poder plantearnos hoy cómo vivir el día, sin necesidad de caer en la rutina ni en la inacción.
Gracias por tener una ventana o un balcón desde los que contemplar el mundo, ese que nos espera sin llamarnos.
Gracias por la luz que puede hablarnos de alegría, de otra libertad, de otra forma de vivir.
Gracias por ser un privilegiado con cuatro paredes, con música, con libros, con mesas que despapelar, con una buena temperatura y una salud aceptable.
Gracias a quienes se interesan por mí, a quienes me dan cariño y a quienes aceptan el mío.
Gracias a la cultura, al mundo de la cultura, a los escritores, los actores, los creadores, los músicos y los artistas en general (ellos y ellas, claro). Les debo muchísimo de lo que soy.
Gracias a quienes están trabajando ahora en los servicios esenciales, al personal sanitario, tan grande en valores y tan humano, a los agricultores, a los transportistas, a los trabajadores de los supermercados, a los repartidores, a los pequeños empresarios que lo pasan mal, a quienes se ocupan de dar de comer a los necesitados, a los periodistas, a los trabajadores de la limpieza, a los científicos, a todos los que se arriesgan para que la sociedad pueda ser mínimamente vivible.
Gracias por permitirme sin demasiada dificultad concentrarme en el día a día, sin que el deseo de otra vida me desmoralice,
Gracias a la vida por mantenernos vivos un día más. La mejor manera de agradecérselo a la vida es buscar la alegría, ser prudentes y generosos, intentar situarse en el amor y tener esperanza en que esto irá a mejor.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Estelas en la mar contaminada. Cada día



No me atrevo a decirte nada, sólo me lo digo a mí. Lo pongo aquí por si te sirve.

Hay que mantener la calma. Hay que aprender a mantener la calma. Es posible. Acostumbrarse a estar en casa es posible. También es posible que eso canse, que nos ponga algo irascibles, pero hay que contar con ello y descansar. Hay que dormir bien por lo civil o por lo criminal. Y acostumbrarse a relativizarlo todo. No sabemos nada del futuro. Cada día debe ser un tiempo que hay que llenar de actividades sanas, de ejercicio físico como se pueda, de comer algo menos, porque el desgaste es menor, de no dejarse llevar por la cantidad de bulos que surgen, de escuchar los medios de comunicación un poco, para informarse, pero no demasiado. Cada día hay que inventarse la vida, pero en este tiempo esto se hace más evidente. Sé prudente. Crea alegría y repártela. 

martes, 21 de enero de 2020

Buenos días. Prudencia



Nada invita a concentrarse, a reflexionar, a racionalizar la vida.
Todo es improvisación, velocidad, movimiento, apetitos.
Hubo un mundo en el que se valoraba sobre todo la prudencia, descifrar si se respetaba todo y a todos, ser capaz de anticipar las consecuencias de nuestros actos, procurar no empeorar las situaciones.
Eran personas que intentaban formarse como seres humanos, e incluían la prudencia entre sus valores básicos.
Hoy esto está fuera del mundo.
Más que formación, se pretende insertar recetas en la mente de los niños, para que reproduzcan sin rechistar un esquema basado en la ignorancia y en el odio.
Que no piensen.
Que no tengan sentido crítico.
Que no admitan al diferente.
La prudencia... ¿eso qué es?
Lo único que existe es el dinero.
Buenos días.

lunes, 7 de octubre de 2019

Buenas noches. Mayor




Nunca quiso aprender a ser mayor. Siempre quiso estar en primera fila y al frente de todo lo que ocurría. Nunca tuvo la valentía de ser prudente y contar con las fuerzas que realmente tenía. Acabó mal y dando mucho que hacer a los demás. 

Buenas noches.

viernes, 16 de agosto de 2019

Buenas noches. Prudencia




La revista WMagazín ha invitado a quince escritores, artistas, editores, intelectuales y promotores de cultura a elegir o rescatar una palabra o concepto que se debería practicar en estos tiempos del ruido y explicar por qué.

Prudencia

Abogaría por la prudencia, una virtud que defendía ya Aristóteles y que ha tenido defensores en todas las épocas desde que cultivamos el humanismo, y que hoy en día parece irremisiblemente expulsada de la arena política e ideológica”:Pau Centellas, de la Agencia Literaria Silvia Bastos y presidente de Adal (Asociación de Agencias Literarias de España).

Buenas noches.





domingo, 28 de julio de 2019

Buenas noches. Verdades absolutas




Es mucho más fácil emitir juicios inapelables sobre algo de lo que no se tiene ni idea, que esperar prudentemente a tener suficientes datos, escuchar a todos y dar una opinión provisional y revisable. Hay quienes son incapaces de esperar un tiempo, aunque sea breve, sin soltar a los cuatro vientos lo que creen que es una verdad absoluta que les sale de dentro. 

Buenas noches.


domingo, 7 de julio de 2019

Buenas noches. Prudencia




La prudencia: la gran ausente. 

Buenas noches.

lunes, 17 de junio de 2019

Buenas noches. Claro




De lo que se está convencido hay que hablar prudentemente claro. 

Buenas noches.


miércoles, 12 de septiembre de 2018

Buenas noches. Prudencia


Una vida vivida con racionalidad y con sentido crítico genera prudencia. Posiblemente sea el valor más importante en la vida humana madura. No nacemos siendo prudentes. Lo normal es que aprendamos a serlo analizando lo que vivimos o preguntando a quienes han logrado la prudencia. Ambas cosas no parecen hoy muy habituales. Y tendrían que serlo.

Buenas noches.

martes, 15 de mayo de 2018

Buenos días. Cultura




Cuanto más culto, más prudente. 

Buenos días.


domingo, 3 de diciembre de 2017

Buenas noches. Preguntar




La prudencia y la justicia dicen que, antes de opinar o de juzgar, hay que preguntar las veces que sean necesarias. 

Buenas noches.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Buenos días. Prudencia 5



La prudencia es hoy la virtud más necesaria y, a la vez, la más despreciada. 

Buenos días.


miércoles, 22 de noviembre de 2017

Buenos días. Prudencia 4



Se aprende a ser prudente analizando las experiencias propias o preguntando a quienes ya hayan adquirido un buen grado de prudencia. 

Buenos días.


martes, 21 de noviembre de 2017

Buenos días. Prudencia 3



Nadie nace siendo prudente. Hay que aprender a serlo cuanto antes. 

Buenos días.


lunes, 20 de noviembre de 2017

Buenos días. Prudencia 2




La prudencia es la capacidad de elegir la mejor acción, con los mejores medios para realizarla, y que nos permite, con esas elecciones, llegar a ser buenos. 

Buenos días.