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domingo, 2 de abril de 2023

La mascotización de los bebés

 

Imagen tomada de Wikipedia

Días pasados, Javier Aroca, uno de los mejores comentaristas de la radio de este país, llamó a la actitud de Ana Obregón comprando un bebé gestado en un vientre distinto al suyo “para no estar sola nunca más” una mascotización de los bebés.

Creo que tal calificación es muy acertada. Se acepta tener un perro para que te acompañe, te obedezca, te haga monerías o vete a saber para qué. Esa actitud se está extendiendo a los bebés, a los niños y niñas, a los hijos e hijas y a todo el que alguien pueda situar en un escalón inferior al suyo. No solo es un signo de impotencia y de incapacidad de quien compra o trata así a alguien, sino una utilización de un ser humano, al que se le desprovee de un futuro sensato para dotarle de un presente carente de ética y, por tanto, de humanidad. Un disparate.

Tener hijos no es obligatorio. Cuando veo a chavales jóvenes, por la calle o por la escuela, desenvolverse a gritos, sin cuidado, sin respeto; cuando observo la actitud de algunos padres que, en su presencia, permiten que sus hijos tengan un comportamiento maleducado, casi salvaje, me pregunto ¿para qué trajeron a estos seres humanos a este mundo? Un ser humano no viene ya hecho, terminado: hay que educarlo, cuidarlo, quererlo, orientarle, decirle lo que se debe y lo que no se debe hacer, enseñarle a ver el mundo, a respetarlo todo y un montón de cosas más. Parece que a estos padres les basta con darles de comer. Pero los hijos de pequeños eran tan ricos, tan simpáticos, se jugaba tan bien con ellos... ¿no eran también como mascotas?

Me pregunto si no se está blanqueando en muchos casos las mascotización de los bebés, desconociendo, una vez más, todo lo que debe venir después.



sábado, 18 de mayo de 2019

Buenas noches. El machismo es estructural / 3




Observemos lo que ocurre, por ejemplo, en la educación tradicional. Desde pequeños los niños visten de un color, mientras que las niñas lo hacen de otro; los niños se entretienen con juguetes que desarrollan capacidades que se denominan 'masculinas', mientras que las niñas se ocupan de lo que les llevará a ser 'femeninas'. A los niños se les orienta hacia la fuerza y el mando; a las niñas hacia la maternidad y la belleza, con cánones que favorecen a los hombres. Es verdad que ya hay familias en las que no se educa con estos criterios, pero es muy frecuente que los padres, madres, abuelos y abuelas sigan aún con las pautas tradicionales.

Las discriminaciones salariales, por su parte, generan brechas importantes entre los sueldos de los hombres y los de las mujeres, lo cual es fruto de la misma ideología machista, al igual que la explotación sexual en sus diversas manifestaciones (prostitución, gestación subrogada, etc.)

El machismo se manifiesta también en quienes ocupan los altos cargos del poder, tanto en organismos oficiales como en las empresas. Siempre hay en ellos muchos más hombres que mujeres. Y en demasiadas sentencias judiciales, más propias de épocas muy pasadas y muy ajenas a una evolución igualitaria, se advierte la ideología machista.

(Continuará)