Terrible la impresión del niño muerto
en la orilla de la playa. Terrible la idea de la muerte de un pobre
ser indefenso, al que trajeron a este mundo y al que se llevaron como
si él no pintara nada. Terrible el efecto que este suceso ha
producido entre las personas sensibles, las que todavía saben lo que
es la vida, lo que es un ser humano. Terrible la aparición trágica,
más trágica de lo normal, de la muerte.
Pero ¿y la vida? ¿No sentimos nada
ante los cientos, los miles, los millones de seres humanos que
malviven, que sufren un presente sin futuro, que luchan, aquí o
allá, con lo puesto por aguantar un día más, que pelean por un
poco de agua o un poco de pan, que están sin casa, sin ropa, sin
seguridad, sin mañana y casi sin hoy?
La tragedia la forman los vivos.
Quienes piden ayuda son los vivos. Quienes provocan nuestra vergüenza
son los vivos. Quienes nos hacen preguntarnos por nuestro papel en
este mundo, por el sentido de la vida, son los vivos. Esos que vagan,
que sufren, que penan, que están en el infierno de este mundo. Esos
son los que nos preguntan: ¿soy un ser humano como tú? ¿qué vas a
hacer por mí?
Y luego están los mal nacidos que
generan, toleran o mantienen esta situación.
Besos y abrazos, pero no sé si buenas
noches.