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viernes, 4 de septiembre de 2015

El niño muerto



Terrible la impresión del niño muerto en la orilla de la playa. Terrible la idea de la muerte de un pobre ser indefenso, al que trajeron a este mundo y al que se llevaron como si él no pintara nada. Terrible el efecto que este suceso ha producido entre las personas sensibles, las que todavía saben lo que es la vida, lo que es un ser humano. Terrible la aparición trágica, más trágica de lo normal, de la muerte.

Pero ¿y la vida? ¿No sentimos nada ante los cientos, los miles, los millones de seres humanos que malviven, que sufren un presente sin futuro, que luchan, aquí o allá, con lo puesto por aguantar un día más, que pelean por un poco de agua o un poco de pan, que están sin casa, sin ropa, sin seguridad, sin mañana y casi sin hoy?

La tragedia la forman los vivos. Quienes piden ayuda son los vivos. Quienes provocan nuestra vergüenza son los vivos. Quienes nos hacen preguntarnos por nuestro papel en este mundo, por el sentido de la vida, son los vivos. Esos que vagan, que sufren, que penan, que están en el infierno de este mundo. Esos son los que nos preguntan: ¿soy un ser humano como tú? ¿qué vas a hacer por mí?

Y luego están los mal nacidos que generan, toleran o mantienen esta situación.


Besos y abrazos, pero no sé si buenas noches.