Hay
veces que sentarse a escribir es plasmar en el papel una colección
más o menos coherente de palabras sobre un tema previsto.
Otras
veces, las más interesantes, las que suelen ser más intensas y más
personales, escribir consiste en ponerse delante de un papel en
blanco, olvidarse del mundo y dejar que la mente, con toda su carga
de vivencias -las conscientes y las que no lo son- lance a la mano
palabras imprevistas, palabras nuestras que no sabíamos que
habitaban en nosotros.
Buenas
noches.