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sábado, 9 de septiembre de 2017

Buenas noches. Lo que veo / y 3



Si a esta sobrevaloración de los sentimientos, en detrimento de una razón que analice la realidad y que nos dé argumentos para explicarnos lo que ocurre, le añadimos el lema que con tanto éxito ha instaurado entre nosotros el neoliberalismo dominante, eso de que 'Todo vale', la mezcla resultante es tremendamente eficaz para desintegrar una sociedad que pueda resultar humana e ilusionante.

Te sugiero que analices desde este punto de vista cualquiera de los fenómenos que ocurren en el panorama político mundial y español. Intenta leer buena prensa y escuchar buena radio, a ver si encuentras alguna 'razón' que explique cualquiera de las medidas que está tomando Trump. Haz lo mismo con King John-un, o con las medidas económicas restrictivas tomadas en España y en otros países y sus terribles resultados, o con las medidas que toman por su cuenta Rajoy y los de su cuerda, o con los sucesivos y ruborizantes apoyos de ciertos votantes a partidos políticos podridos por la corrupción hasta las trancas, o con las inauditas actuaciones de ciertos independentistas en Cataluña, o con cualquier fenómeno que se te ocurra. Yo no veo racionalidad por ninguna parte y sí observo, en cambio, una exaltación de sentimientos, de apetitos, de deseos o hasta de obsesiones. Y como nadie entre nosotros se preocupa de que pensemos, de que analicemos y de que argumentemos racionalmente nada, tendemos a reproducir lo que vemos y nos vamos dejando llevar poco a poco por nuestras apetencias, por lo que sentimos o por lo que vemos, sin que preguntas como ¿por qué? ¿cómo? ¿está justificado? ¿qué consecuencias tendrá? o ¿y después qué? nos aparezcan en la mente y nos empujen a intentar contestarlas.

Fíjate, si te parece, en el estilo que muestran los grandes espacios de la televisión, en el papel que ocupan en la sociedad el fútbol y los deportes mayoritarios, en la evolución de los planes de estudios, de los que desaparece cualquier materia que nos invite a pensar. Quieren exaltar nuestros sentimientos, quieren que suframos, que nos emocionemos, que nuestros apetitos estén siempre alerta, que situemos la apariencia sensible por encima de cualquier otro criterio, pero no quieren que pensemos, no sea que nos empecemos a explicar lo que ocurre y algún día intentemos cambiar de verdad el mundo. Son malos tiempos estos para el ser humano y para la racionalidad.


Buenas noches.