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domingo, 13 de octubre de 2013

Buenas noches. Embrutecimiento





Uno comienza a embrutecerse desde ese momento imprevisto y casi inconsciente en el que empieza a prescindir de los otros, cuando los otros dejan de ser seres humanos que forman parte de nuestra vida. En ese momento, como si fuera el momento culminante de una deliberación mantenida desde hace tiempo de forma suave, pero firme, decidimos que los otros no merecen ser escuchados. Los otros desaparecen del juego de relaciones humanas que es la vida, nuestra vida, y quedamos desolados. No es la soledad la que aparece en la vida de quien comienza a embrutecerse, sino la desolación, el efecto de sentirse abandonado por el lado agradable de la vida. No es que los otros nos hayan hecho algún daño, que no es lo peor que nos hagan daño, sino que no nos han querido. Y como esto lo han llevado hasta extremos insoportables, rompemos con ellos. Ahora nos han dejado solos. Ahora sólo existimos, pero no somos. Los demás son ya cosas que pasan por ahí. Buenas noches.