Mostrando entradas con la etiqueta Día de la poesía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Día de la poesía. Mostrar todas las entradas

martes, 21 de marzo de 2017

La poesía en su día.


A la vida le gusta ocultar las leyes básicas de su constitución. Por eso nacieron los poetas, porque era necesario descifrar y sacar a la luz los poemas que forman la estructura escondida de la existencia.

El instrumento indispensable de un poeta no es la palabra, sino la mirada.

Un poema no pertenece al poeta que lo escribe, de la misma manera que un bebé no pertenece a quien ayudó a que naciera.

Los científicos son necesarios en este mundo, pero los poetas son indispensables.

La misión del poeta es doble. Ha de descubrir el poema y ha de saber expresarlo con la mayor claridad posible.

Feliz día de la poesía.

viernes, 21 de marzo de 2014

Dame un verso. Ángel Guinda. Un hombre cae

Celebramos hoy el Día Mundial de la Poesía



UN HOMBRE CAE


Un hombre cae con el pecho en llamas,
ciego de ebria metralla enamorada.

Como un rayo que esparce en su desplome
el resplandor de todo lo que acaba.



De Ángel Guinda, Rigor Vitae, Olifante, ediciones de poesía, Zaragoza, 2013.

Dane un verso. Rosario Troncoso. Pursuit of Happiness

Celebramos hoy el Día Mundial de la Poesía



Pursuit of Happiness

Momentos de placer.
Chispas fugaces.

No regresará el fuego
(ya eso lo sé).

Sin embargo los viernes
sieguen siendo aún del mismo color.


De Rosario Troncoso, Fondo de armario, Los libros de Umsaloua, Sevilla, 2013.

Dame un verso. Ángel Guinda. Cada frontera

Celebramos hoy el Día Mundial de la Poesía




CADA FRONTERA es una cicatriz
en la piel de la tierra.

Yo soy un extranjero.

¡Éste no es mi lugar!

No hay lugar en el mundo para mi mundo.

¡Cualquier lugar para mí está fuera de lugar!

Soy un desertor de este mundo.

¡Yo no tengo lugar!



De Ángel Guinda, Rigor Vitae, Olifante, ediciones de poesía, Zaragoza, 2013.

Dame un verso. Rosario Troncoso. Cerca

Celebramos el Día Mundial de la poesía



Cerca

Las casas son organismos vivos, habitados
por esencias y presencias.

¿Sabes? La nuestra todavía no te ha olvidado.
De vez en cuando cruje con tu voz la madera.
La corriente ensueña tu silueta en las cortinas.
Rechina tu nombre la puerta del dormitorio.

Desprende calor la baranda de la escalera
en un intento dactilar de tenerte cerca.

Será el delirio el que hunde el colchón aquí en tu lado.
Será mi afán de saberte en todos los rincones.

De Rosario Troncoso, Fondo de armario, Los libros de Umsaloua, Sevilla, 2013.