Plantéalo bien, que no te falte ningún
elemento importante. Analízalo bien para que comprendas
suficientemente todo lo que ocurre y todos los aspectos que
intervienen. Repásalo bien para asegurarte de que no te falta nada.
Mira las posibles soluciones y estudia las consecuencias de cada una
de ellas. Después de hacer todo esto con cuidado, decide lo que te
parezca mejor, pero ya no le des más vueltas y vive con
tranquilidad. Has hecho todo lo posible y no tiene sentido ni que te
pongas a hacer hipótesis absurdas ni que te imagines que todo va a
salir mal. Ya sólo te queda descansar. Buenas noches.