Mostrando entradas con la etiqueta Juan Cruz. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Juan Cruz. Mostrar todas las entradas

miércoles, 29 de enero de 2020

Buenas noches. Teléfono



No soporto el teléfono. Es posible que esa sea debido a la huella que han dejado en mí larguísimos años de llamadas obligadas sin nada que decir o que contar. A esto se añade la posibilidad de interrumpir o molestar a quien llamo, de la misma manera que a veces me interrumpen a mí las llamadas. Se me cae de las manos el teléfono.

Estoy leyendo un libro muy interesante y muy entretenido. Se llama “Egos revueltos. Una memoria personal de la vida literaria”. Es de Juan Cruz, que lo publicó en 2010 y con el que ganó el XXII Premio Comillas. Es un amplio repaso de sus vivencias con escritores con los que trató. Aparecen Borges, Guillermo Cabrera Infante, Cela, Brines, Azcona, Rafael Sánchez Ferlosio y muchos más. En un capítulo dedicado al añorado periodista Javier Pradera se lee lo siguiente:

Tuvo siempre esos andares; era mejor hablar con él en su despacho; ni en los pasillos, donde siempre iba pensando en algo que no se puede interrumpir, ni por teléfono, que usa para recados, a no ser que bulla en él una pregunta, o varias, que debe consultar.

En esto del uso del teléfono es veloz, de una velocidad desconcertante: si tienes un recado para él, apréndelo rápido, y dilo bien, porque ese artilugio solo se ha hecho para cosas concretas. También Manuel Vázquez Montalbán y José Ortega Spottorno eran así: ninguno de los dos sabía despedirse, o tenían prisa, como Pradera, esa era la sensación que transmitían: estaban a otra cosa, el teléfono les quemaba en los oídos”.

Pido disculpas si soy injusto con los demás, pero, de momento, esto es lo que puedo ofrecer.

Buenas noches.

lunes, 29 de mayo de 2017

Paseo por la Feria del Libro de Madrid




Aunque a una hora un poco tardía, nos fuimos el domingo a la Feria del Libro. La Feria es una fiesta, en principio, para los ojos, porque se trata de ver las novedades de las editoriales, ver los libros que pueden interesar, ver a los autores y ver un ambiente agradable, de gente preocupada por la cultura y por la literatura en sus diferentes ramas. Había nubes amenazantes en el cielo, pero no hacía demasiado calor. Todo ayudaba a que la tarde fuera una buena tarde.

Nada más llegar vimos a Juan Cruz, que firmaba su Un golpe de vida, editado por Alfaguara, un libro que habla del periodismo, de la historia de un hombre que se hizo hombre y huyó del cinismo, como nos puso en la dedicatoria. Hablamos con él del tiempo, pero no del clima, sino de lo que significa el tiempo en la vida, del protagonismo que tiene el tiempo en nuestra existencia, de que somos el tiempo que nos queda por vivir, como nos dijo que había escrito Caballero Bonald, o de que en el fondo de nosotros lo que somos es tiempo, que humildemente le dije yo. Nos recomendó la lectura de Las pequeñas virtudes, un librito de Natalia Ginzburg, editado por Acantilado, que reúne una serie de pequeños ensayos sobre la amistad, el silencio y las relaciones humanas. Lo encontramos y lo compramos.

Más tarde fuimos a ver a Mariví García Gallego, que firmaba su Mujer y niña, un poemario lleno de vivencias, de amor y de esperanza. Está preciosamente editado por Cuadernos del Laberinto. Allí encontramos también a Rosa de Mena, escritora y librera en Daganzo. Un placer enorme encontrarnos con estas dos escritoras y amigas.

Seguimos recorriendo casetas y nos hicimos con el libro de Ian Gibson, Aventuras ibéricas, publicado por Ediciones B. Es un gran conversador y una persona optimista, lo que me deja algo perplejo, pero es necesario que haya personas como él, que saben ver el influjo positivo que Europa ha causado en los jóvenes españoles y que confían en el futuro.

Al final vimos a Nieves Concostrina, que nos firmó su Menudas historias de la historia, editado por La esfera de los libros, que va ya por su 14ª edición. Es una recopilación de los episodios que cuenta con tanta gracia en la radio.


Nos quedamos sin ver algunos títulos que teníamos en mente, pero el cielo seguía amenazando lluvia, aunque no llegó a cumplir su aviso. Cargados y con un pelín de fresquito nos volvimos. Creo que una de las cosas estupendas que se pueden hacer en Madrid hasta el 11 de junio es darse una vuelta con tranquilidad y con curiosidad por la Feria del Libro.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Aguirre el magnífico



Manuel Vicent ha publicado una novela sobre Jesús Aguirre, el que fue el último duque de Alba (por ahora), quien había nombrado a aquél su biógrafo oficial. El libro parece que es una muestra perfecta del estilo de Vicent y está bien dotado de anécdotas sustanciosas. Habrá que leerlo. Mientras tanto, dejo aquí el comentario que Juan Cruz ponía en su blog días pasados.


Da gusto recomendar el último libro de Manuel Vicent

Rafael Azcona resolvía la tarea de comentar un libro o una película de alguien cercano diciendo muy firmemente al máximo interesado: "¡Esto es un libro!" o "¡Esto es una película!", según el caso. Es cierto que resulta muy complejo esto de expresar con palabras lo que nos ha parecido un libro, una película, un cuadro, un disco, etcétera, pues todos los autores --todos-- tienen su ego específico que aunque reclame sinceridad espera elogio. Así que es complicado decir cualquier cosa, por lo que la fórmula de Azcona me parece fantástica. Sin embargo, a veces da gusto elogiar un libro y recomendarlo abiertamente. Vaya por delante que este que recomiendo es de un amigo al que frecuento muchísimo, y al que quiero, claro está, que además publica su libro, una novela, en la editorial a la que estuve ligado hasta hace algunos años, Alfaguara, a la que él mismo estuvo ligado mucho antes que yo. La novela es Aguirre, el magnífico y el autor es Manuel Vicent. La he leído como si fuera un libro sobre Jesús Aguirre, el duque de Alba. Pero pronto la novela no es exactamente sobre ese personaje tan peculiar, tan inteligente, tan extraordinario y tan contradictorio que fue el sacerdote, editor y finalmente duque más famoso de las últimas décadas españolas. El libro es sobre Aguirre, qué duda cabe; él es el foco del interés narrativo de Manuel Vicent, pero en este caso, como en otros de su producción literaria, Vicent ha hecho caso de las sabias teorías de Juan Cueto sobre la mirada distraída, así que ha conseguido, con una mano verdaderamente magistral, de un magisterio insólito, hondo, establecer ante nosotros una especie de retablo de las maravillas y de las desdichas de un país entero desde que nace al duque hasta que cae del otro lado de la vida, tras un periodo en el que la sombra es su cobijo. El libro recorre, pues, la historia de España en los difíciles tiempos del franquismo y de la transición, y para ello Vicent acude a su propia teoría de la memoria fermentada; para los periodos siguientes, cuando España pretendía ser un país alegre y resuelto, Vicent acude a una ironía que alcanza los límites en los que la ternura se confunde con el sarcasmo. La capacidad metafórica de Vicent le ha acompañado felizmente; él es un obseso de la grasa (contra la grasa) en la literatura, y aquí consigue un cuadro acabado y sutil, lleno de insinuaciones que hacen revivir la historia para ponerla a disposición de los que creemos que la literatura no es sólo la narración notarial sino la imaginación al servicio de los sucesos que uno rememora en la niebla dubitativa de la memoria. Literatura pura, sin grasa, proteína en su justa medida, alimento poético verdaderamente raro. Si tienen una librería a mano vayan en seguida a buscar este libro, y léanlo como se lee una novela. No caigan en el vacío de la historia, pues las historias son mejores cuando parecen inventadas. Esto es un libro, ciertamente, y qué gusto da recomendarlo.

lunes, 11 de octubre de 2010

Olvido



Juan Cruz recordó hace unos días una frase de Borges:

"Si no hay un poco de olvido, la locura es completa"

martes, 5 de mayo de 2009

El eco del ego


El eco se parece un poco al espejo porque te devuelve una imagen sonora que te hace ver no sólo que has dicho algo, sino que te permite comprobar lo que has dicho o, al menos, parte de ello.


Llevo varios post hablando de lo que he llamado egopatías, esto es, enfermedades del ego. Las entiendo como el aspecto psicológico del individualismo que poco a poco va metiendo como algo natural en la vida el neoliberalismo, esa ideología nefasta que no sólo defienden Esperanza Aguirre, Aznar, Bush, Margaret Thatcher y, antes, Reagan, sino un buen montón de los que tienen que ocuparse de sus dineros por encima de todas las cosas.


Me llegó diás atrás el eco del ego en un artículo que publicó Juan Cruz en El País del 26 de abril, titulado precisamente Ego. Recogía en él, sin llamarlas así, algunas egopatías con firma famosa, como, por ejemplo, una de Chateaubriand traída por Josep Ramoneda:

Se creía que estaba sordo porque no oía hablar de él.

Es una preciosa fotografía de muchos ciudadanos actuales que profesan este tipo de sordera vital.


Cita Juan Cruz un libro que, sin duda, promete: Literatos, del chileno José Palomo. Se recogen en él frases reveladoras del ego de los escritores, como la de Albert Camus, que dice:

La necesidad de estar en lo correcto es un signo de una mentalidad vulgar.

Todo esto del ego tiene una intención que para mí es clara. Estudiando el ego de los demás, puedo tener una idea más clara de mi propio ego y puedo tener más cuidado de no caer en alguna egopatía.

.

martes, 21 de abril de 2009

Limpiando la mesa / 7 / John Berger


John Berger (Londres, 1926) es un escritor de los que piensan sobre la vida y luego dicen lo que piensan. Antes que escritor fue pintor y recibió clases de Henry Moore. Luego fue periodista, publicando críticas de arte en el Tribune que dirigía George Orwell. Su ensayo Modos de ver es un clásico de la historia del arte. Otras obras interesantes suyas son El sentido de la vista y King.


El pasado 3 de abril de 2009 lo entrevistaba Juan Cruz en El País. Resalto sólo una pregunta y su correspondiente respuesta.

¿Y cómo se prepara uno para tener esperanza?

Sentado ya ante el plato, escuchó la pregunta varias veces, y al fin se removió la cabellera y dijo:



"A ver si le vale esta receta: hay mucha gente en el norte privilegiado que se siente desesperanzada; sus condiciones de vida les han aislado; cada día saben menos sobre lo que deben compartir; han sido apartadas del disfrute de la naturaleza, no saben ni por qué las moscas vuelan... También les han convencido de que el pasado no existe. Eso les ha quitado la esperanza. Así que saque usted sus propias conclusiones sobre qué habría que hacer para recuperar las esperanzas perdidas". .



Primer plano de John Berger- MARCEL·LÍ SÀENZ

domingo, 1 de febrero de 2009

martes, 16 de diciembre de 2008

Certeza

El domingo pasado citaba Juan Cruz en su blog una frase de Francisco Duque, psicólogo del Hospital Gregorio Marañón, que me parece muy digna de ser tenida en cuenta y de ser meditada. Dice así:
La peor enfermedad del ser humano es la certeza.
La certeza es un estado psicológico de un sujeto. No dice nada de la realidad, sino sólo del grado de convicción que tiene un sujeto sobre algo que ha experimentado sobre la realidad. Alguien puede estar muy cierto, por ejemplo, de que 2 más 2 son cuatro, pero también puede estarlo de que el hombre es superior a la mujer y de que, por tanto, tiene más derechos.

A mí también me parece que la certeza es la peor enfermedad posible. Bush, por citar un caso claro, no sabía que en Iraq había armas de destrucción masiva, sino que estaba cierto de ello. Y, basándose en esa certeza, hizo lo que hizo y pasó lo que pasó.

La certeza es la afirmación rotunda de sólo una de las posibilidades, con la consiguiente exclusión de todas las demás. Es la opinión de un ser humano que se considera una especie de superser humano. Es la divinización chulesca del propio punto de vista y la condena de cualquier otro. Muchas veces es también una demostración de debilidad de alguien que necesita autoafirmarse ante los demás, olvidándose de cualquier posible riesgo de hacer el ridículo. Es, socialmente, una burda manifestación de falta de elegancia. Es una absurda renuncia al carácter social que, por naturaleza, tiene el ser humano. Es una expresión de desprecio a los otros seres humanos como fuentes de aprendizaje. Es una enorme fuente de errores. La certeza es, en fin, la negación de lo que es un ser humano.

.

lunes, 13 de octubre de 2008

¿En qué consiste actuar como un ser humano? / 2

Lo tomo del blog de hoy de Juan Cruz:
...los agujeros antiguos de la intolerancia ignorante que tan arraigada
está en este país a veces abierto y a veces encerrado como un puño
mezquino.

La ignorancia. Acabo de hablar en clase del intelectualismo moral. Para actuar bien, hay que saber qué es el bien. El que actúa mal no es culpable, sino ignorante. Si supiera lo que es el bien, no actuaría mal. La ignorancia. La madre de todos los males, seguramente. Y, sin embargo, galopa con brío y toma posiciones y se adueña del mundo. Incluso es alabada. Y el ignorante se ríe del sabio.

Agujeros antiguos. La antigüedad. Otra lacra, propia de vagos vitales, que termina ligada a la ignorancia y generando sufrimiento.

Y la intolerancia. La chulería del que se cree superior, del que no se sabe igual a todos los demás, la del que, por algún capricho absurdo, opina que no debe dejar vivir a los demás como ellos quieran.

Vaya mundo.

(Le dedico esta entrada con cariño a A.S., a la que quizás le tenga que pedir disculpas. En todo caso, lo hago ahora.)

.

domingo, 12 de octubre de 2008

Uf

Acabo de leer, como casi todos los días, el blog de Juan Cruz, al que puedes llegar desde esta misma página. Su título, La vida en un trastero. Un tema aparentemente intrascendente, o quizás lo sea así para bastantes personas. Para mí no lo es porque a mí lo que me lleva al pasado son las cosas y me cuesta tirar aquello que ha sido importante o cotidiano en algún momento. A él parece que le pasa algo así también.

En mitad de su escrito, que, en parte, es una justificación de su decisión de no tirar nada hasta esperar a tener tiempo para revisarlo –una ingenuidad, nunca hay tiempo para esas cosas, a menos que se esté profundamente desocupado-, introduce una curiosa expresión: Uf. Es una expresión rara, de las que entretienen al semiólogo pero que intranquilizan al hablante. Yo la suelo usar, y cuando lo hago con frecuencia, me empiezo a preocupar, porque es signo de que la dificultad o la adversidad están presentes. ¿Qué significa uf? No lo sé. Lo que me resulta curioso es que la expresión no creo que tenga un significado concreto, pero, sin embargo, tiene una carga expresiva tremenda.

No sé si los que estudiáis Teoría de la comunicación o algo parecido –siempre me han gustado mucho estas cosas- tendréis algo que decir sobre este tipo de términos.

.

martes, 30 de septiembre de 2008

Felicidad

"La vida, al fin y al cabo, es un arañazo en busca de la felicidad" dice hoy Juan Cruz en su blog, hablando de Celso Emilio Fereriro y de su libro Larga noche de piedra. (Como un detalle hacia mis amigos y amigas amantes del galego, me hubiese gustado poner el título en su lengua original, pero no sé qué poner después de Longa noite. Lo siento). Un bloguero asiduo adorna la entrada con un poema del citado libro.

.

sábado, 13 de septiembre de 2008

La vida contemporánea

Estuvimos a punto el jueves pasado de ir a la inauguración de la exposición de Darío Villalba, en la Galería Marlborough. Luego, el tiempo, que es lo más breve que hay en la vida, no dio de sí y no fuimos.


Ayer, Juan Cruz, en su blog, hablaba del acto y de esa pintura y dejaba caer una frase muy certera, según me parece a mí:


... el resultado [de su pintura] es esencial, sobrio e inquietante: es un
retrato de la soledad, de la alegría y de la angustia, que son los elementos
básicos de la vida contemporánea y de la vida de siempre.


Soledad, alegría y angustia. Son características de la madurez humana, de la toma de conciencia de lo que significa ser persona en el mundo. Habría, quizás, que explicarlo un poco, porque la soledad creo que se refiere a una soledad radical, que cristaliza en el nacimiento y en la muerte, pero que se vive también a la hora de elegir, de decidir, de prescindir y de vivir tantas situaciones. Y la angustia, que no hay que confundir con nerviosismo ni con tristeza, sino con la presencia constante de la idea de la muerte en la vida. Una angustia que no debe ser paralizante, sino fructífera: sólo si eres consciente de que te vas a morir tendrás urgencia por vivir y por sacarle partido a cada minuto de la vida. Porque vivir no es pasar por aquí sin darte cuenta de lo que haces, sino intentar ser consciente y disfrutar de todas y cada una de las pequeñas cosas que haces, mandando así cada minuto a tomar vientos a la muerte. Disfrutar escribiendo este post. Disfrutar recibiendo un post de un amigo o de una amiga o de alguien a quien no conoces de nada. Disfrutar con un beso. Disfrutar haciendo deporte. Disfrutar porque hay un poso de angustia que te dice que te vas a morir y que tienes que espabilarte. Y queda la alegría, claro. Lo más gratificante de todo.
.

.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Periodismo

Tomo el párrafo siguiente del blog de Juan Cruz del día 3 de septiembre. ¡Cuánto interés tiene siempre el blog de Juan Cruz! Y se lo brindo a mis amigos futuros periodistas. A mis queridos amigos y amigas futuros periodistas.


García Márquez ha dicho que por las mañanas se despierta rabioso como un perro por el periodismo que hacemos, y Gabilondo ha defendido el buen periodismo como
factor de desarrollo social, cultural, económico y político. Este es, lo dice el Nobel colombiano, el oficio más bello de la tierra, y muchas veces arrojamos sobre él basura a pilas. Un periodismo contrastado, sereno, en el que los periodistas no tengan que arrojar vergüenza a su oficio, requiere, decía García Márquez, dedicación y tiempo. Y buena voluntad. Kapucinsky decía que este no es un oficio para cínicos. Es cierto: el cinismo es lo contrario de la buena voluntad; el cinismo, la ignorancia del sufrimiento ajeno, la falta de solidaridad con lo que padecen los que son objeto, o sujeto, de nuestra información
.”

Yo lo uniría a lo que decía otra persona que se merece que sea escuchada por la gente sensata y abierta. Me refiero a José Luis Sampedro. Siempre tan lúcido, hace poco decía: “Antes lo que había era hipocresía. Lo que hay ahora es cinismo y desvergüenza”.

.


El periodismo como factor de desarrollo social, cultural, económico y político. ¡Qué responsabilidad! Pero, a la vez, qué ilusionante, qué meta para proponérsela. Qué oportunidad para convertirse en una persona fuerte, en una persona, Almu.

Y, en todo caso, siempre quedan los blogs. Creo que hay que escribir para la inmensa minoría de tus lectores. No sabes quién te lee. Ni sospechas desde dónde te leen. Tienes un grupo de lectores que no te dicen nada, pero que te leen y lo hacen desde lugares insospechados: Arabia Saudí y el vecino de enfrente. El medio es el mensaje. La libertad, la crítica, la buena voluntad, los otros, todos, un mundo en el que quepamos todos. Los valores que queremos, los que amas, deben estar en tu blog.
.

domingo, 31 de agosto de 2008

Madurez

Hoy he visto en el blog de Juan Cruz la cita que pongo a continuación, tomada de los Diarios, del estadounidense John Cheever (1912 – 1982). La traigo porque me llama la atención y porque habrá que pensarla.

"En la madurez hay misterio, hay confusión. Lo que más hallo en este momento es una suerte de soledad. La belleza misma del mundo visible parece derrumbarse, sí, incluso el amor. Creo que ha habido un paso en falso, un viraje equivocado, pero no sé cuándo sucedió ni tengo esperanza de encontrarlo".

.

martes, 19 de agosto de 2008

La pintada y la paciencia



Dos cosas quisiera destacar aquí de lo que decía ayer Juan Cruz en su blog, sin entrar en las trifulcas que se montan en los comentarios que a diario se le hacen.

Una, la admirable anécdota de la pintada que hicieron en Málaga cuando ETA cometió allí su primer atentado. La anécdota la contó Luís Carandell en su célebre Celtiberia Show, una sección de la inolvidable revista Triunfo. (Me da mucho gusto que estos tres nombres de autor, sección y revista aparezcan en este blog). La pintada decía:

Vascos, qué raros zois”.
¡Qué bueno sería que cada uno diera su interpretación de esta pintada! Porque cabe leerla desde la inocencia y la nobleza del que está convencido de que a bombazos no se arregla nada, o desde la candidez del que no entiende nada del problema, o desde la sorpresa del que piensa que qué tendrá que ver Málaga con el país vasco, o quizás simplemente desde la del cachondo ocurrente, o desde cualquiera sabe qué perspectiva.

La otra se refleja en la frase de Juan Cruz:

“Para contar es preciso tener paciencia, esperar a que el otro esté en silencio, y luego explicar lo que se sabe.”
Los requisitos me parecen demasiados para como están hoy las mentes: paciencia, silencio, explicar y saber. Y si, encima, hablas despacio y sin alzar demasiado la voz, para que el otro pueda pensar, y te preocupas de explicarte de forma que al otro se le haga fácil la comprensión de lo que dices, el asunto se pone prácticamente imposible.

Y sin embargo, creo que la comunicación es así, sin prisas, sin pisar las frases del interlocutor, sin agobios, como si fueran dos personas las que hablan.

Pongo esta entrada para todos los que la queráis leer, pero especialmente para mis amigos los futuros periodistas.

domingo, 17 de agosto de 2008

Juan Marichal

Esto que pongo aquí, que lo tomo de un comentario de hoy en el blog de Juan Cruz, creo que le interesa a republicanos, a liberales, a laicos y, en general, a todo aquél o aquélla que quiere ser persona.

Es una entrevista de Juan Cruz al historiador Juan Marichal.

.

lunes, 11 de agosto de 2008

Más Madera 1

Citan hoy en los comentarios al blog de Juan Cruz una frase del libro El discurso vacío, del uruguayo Mario Levrero. Dice así:
"Para triunfar en la vida es preciso creer en algo, o sea, estar profundamente equivocado".

Esto sí que tiene guasa.

.

jueves, 31 de julio de 2008

Etcétera

Trasteando por el interior del estupendo blog de Juan Cruz, Mira que te lo tengo dicho, me he encontrado con una revista mexicana, etcétera, que merece ser leída con calma.

Una muestra de su contenido es la espléndida colección de fotos que se puede ver en ella, así como su sección 'Ética y cinismo', con artículos de mucho interés.

Te la recomiendo.

.