Es relativamente fácil intentar consolarse con las grandes palabras abstractas: que si la patria y su unidad, que si las tradiciones, la raza, los principios inamovibles, dios y su infinita superioridad o, por fin, la vida eterna, a la que solo accederán unos pocos.
Lo difícil es consolarse con recursos concretos anclados en la vida real de cada uno. El esfuerzo diario, la búsqueda de soluciones para el presente y, al menos, para el futuro inmediato, la comprensión de lo que ocurre para intentar resolverlo, la construcción de la propia existencia de manera satisfactoria, la búsqueda de la alegría en este mar de dificultades, el encuentro de la palabra idónea que me ayude o que le ayude, el agrandamiento del vínculo que nos ancla a la tierra y de la mente que intenta entender, comprender o soportar lo que la vida nos pone por delante.
Afrontar estas dificultades es lo que nos hace humanos, lo que nos permite sentirnos vivos y nos convierte en seres honestos con nosotros mismos.
Buenos días.
