El capitalismo neoliberal, con todas las dimensiones en las que está incrustado, está destruyendo el clima, las mentes y la humanidad de las personas. Toma distancia y lo comprenderás.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
El capitalismo neoliberal, con todas las dimensiones en las que está incrustado, está destruyendo el clima, las mentes y la humanidad de las personas. Toma distancia y lo comprenderás.
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Tienes que llegar a ser lo que quieras ser.
Hay que ganar y ganar. Siempre ganar. Hay que ganar, sobre todo, dinero. Hay que ganar el partido. Hay que ganar el campeonato. Hay que ganar una medalla. Hay que ganar la discusión. Hay que ganar el juicio. Hay que ganar tiempo. Hay que ganar el pulso. Hay que ganar influencia. Hay que ganar la batalla. Hay que ganar la votación. Hay que ganar más que el año anterior. Hay que ganarse la vida. Hay que ganar como sea. Hay que ganar siempre. Hay que ganar. Da igual que quedes maltrecho. Da igual que pierdas la vida. Lo importante es ganar. Este capitalismo viejo e inhumano te exige ganar siempre, aunque la victoria sea pírrica (aquella que se consigue con más daños para el que gana que para el que pierde). ¡Qué disparate!
Este capitalismo inicuo y depredador con la ignominia de sus repugnantes escándalos empresariales, el aumento de su precariedad laboral y la salvaje agravación de las desigualdades entre los pocos muy ricos y todos los demás nada tiene que ver con el capitalismo de los padres fundadores. El capitalismo que nos propusieron Max Weber, en su obra pionera La ética protestante y el espíritu del capitalismo, en 1905, y la magistral Religion and the rise of capitalism, del historiador inglés Richard H. Tawney, en 1926, ha sido objeto de una corrupción total. Su exhortación a la autodisciplina, al trabajo duro, a la austeridad, al ascetismo individual tan ligados a la ética calvinista y más ampliamente protestante son antónimos del irresponsable despilfarro consumista en que se ha convertido el régimen capitalista, en el que el gasto en publicidad en EE UU es superior al del presupuesto de toda la enseñanza superior. Por lo demás, la depredación de recursos es tal que, según el Worldwatch Institute, el consumo de bienes y servicios de la humanidad en los 40 años que van de 1950 a 1990 es superior al de todas las generaciones precedentes. A lo que se agrega que el objetivo principal del sistema no es ya el de producir bienes para satisfacer necesidades sino sólo producir beneficios, ganar dinero.
Las denuncias de las prácticas criminales mafiosas, tal como hacen la novela y el filme Gomorra con la presentación de las actividades de la Camorra, por aleccionadoras que sean, no acabarán con la corrupción capitalista que se ha convertido en trama sustantiva de nuestras sociedades. Pues si el estalinismo corrompió y acabó con las esperanzas del comunismo, la radicalización individualista y la insaciable y compulsiva avidez de riqueza y disfrute han corrompido el capitalismo originario. La épica del enriquecimiento a cualquier precio no deja espacio indemne y muestra su imperio en las formas más espontáneamente agresivas de la cultura popular del mundo juvenil que en su música rapera nos conmina a get rich or die trying. Ese grito de “enriqueceos o morid en el intento” es la expresión más cabal de la corrupción actual del sistema capitalista.