Hay que descubrir y aislar a quienes odian y a quienes difunden el odio. El odio es el sentimiento más destructivo que hay. Estar con alguien que odia es de lo más desagradable y peligroso que se puede experimentar. ¿Por qué? Porque ningún sentimiento se conforma con quedarse dentro del que siente. La alegría se manifiesta en la sonrisa; la tristeza, en el llanto; el orgullo, en la cerrazón en sí mismo. ¿Y el odio? ¿En qué se manifiesta el odio? Está muy claro: en la violencia y en la incitación a la violencia. Hoy hay gentes de poca formación y de escasa humanidad que odia a quienes quieren explotar y a los diferentes. Hay quienes odian a las mujeres y las maltratan y las asesinan. Hay quienes odian a quienes no son heterosexuales y los maltratan y los asesinan. Hay quienes odian a los extranjeros y los maltratan sin importarles que mueran. Hay quienes confunden a cualquier adversario con un enemigo y también lo odian. Mientras los ciudadanos no se den cuenta de que el odio no tiene cabida en un mundo de seres humanos, la violencia seguirá creciendo en la sociedad. Y habría que evitar que aparecieran quienes odien a los que odian y se propongan acabar violentamente con ellos.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
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miércoles, 8 de septiembre de 2021
jueves, 14 de abril de 2016
Buenas noches. Odio
Anoche tuve la oportunidad de ver en un
bar los cinco últimos minutos del partido de la Champions entre el
Atlético de Madrid y el Barcelona. Me fijé mucho en los clientes
que observaban el partido por televisión. No vi pasión por el
fútbol ni alegría por el buen juego ni por el resultado. Lo que vi
fue odio. No manifestaban tanto el placer por la victoria de un
equipo, sino odio hacia el otro. Contemplé varios cortes de mangas
espectaculares, largos, vividos, llenos de nervio y de fuerza cuando un
jugador fallaba un chut a puerta. Los envíos con referencias al culo
de algún protagonista estaban llenos de vigor y de poderío, como si se desease
que la toma tuviese lugar bien lejos. El resultado final fue
celebrado con todo tipo de insultos e improperios hacia el equipo
perdedor, como si en vez de jugadores de fútbol fueran delincuentes
vestidos de corto. Si esto es lo que saca el fútbol de los adentros
del ser humano, es que el ser humano tiene la mente hasta las trancas
de porquería. Allí no parecía que hubiera defensores del fútbol
ni de un equipo, sino rabiosos atacantes al equipo perdedor, de cuya
derrota se alegraban con un entusiasmo feroz.
Esto me ayudó a entender algunas
opiniones sobre política que veo también con demasiada frecuencia.
Creo que son muchos los ciudadanos que no defienden una opción
política, ni la votan por lo que proponga, sino que, aunque lo que
dicen y hacen vaya en su contra, atacan con sus palabras y con sus
votos al adversario, al que consideran un enemigo. El odio sale en el
fútbol, en política y en cuando se deja alguna puerta abierta.
¡Cómo me gustaría que algunos ciudadanos me dieran su
justificación ideológica, racional, de por qué votan a un partido!
¡Qué difícil lo veo! Creo que aquí seguimos yendo a la contra,
sin defender unas ideas, ni siquiera descalificando las ideas del
adversario, sino descalificando al propio adversario, odiando a los
otros. ¡Y luego queremos pactos!
Me parece que sería muy bueno una
limpieza a fondo de nuestras mentes.
Buenas noches. Besos y abrazos.
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