El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
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lunes, 18 de noviembre de 2024
miércoles, 20 de septiembre de 2023
MasticadoesFEM. Pura pasión por la ciencia con acento, por Marisa Alonso Núñez
Sabes lo que es la pasión por la ciencia?
¿Sabes lo que es querer contarle a todo el mundo lo flipante que es la ciencia?
Si no lo sabes es que no has escuchado a la mujer de la que te voy a hablar hoy. Es eso: pura pasión por la ciencia con acento gallego.
Se llama Luisa Martínez Lorenzo y es la responsable de la Unidad de Cultura Científica del CSIC en Galicia...
Puedes leer el artículo entero de Marisa Alonso Núñez pulsando aquí.
martes, 10 de diciembre de 2019
Buenas noches. Ocupaciones
Nos ocupamos de muchas cosas a lo largo
del día y a lo largo de la vida.
¿Tienen todas la misma
importancia?
Quizá haya dos más importantes que las demás.
Una es
saber cómo funciona el mundo, cómo son las cosas, cómo es el lugar
en el que estamos.
De eso se ocupa el conocimiento, la ciencia en
general.
Cuantos más conocimientos tengamos, cuanto más sepamos,
mejor viviremos.
La otra es cómo deben ser nuestras relaciones con
los demás seres humanos, en qué valores deben inspirarse.
¿Debemos
respetar a los demás, explotarlos, amarlos, odiarlos, ayudarles?
¿Por qué?
De eso se ocupa la ética.
De la respuesta a esta
pregunta dependerá el mundo que vayamos creando en nuestra vida.
Buenas noches.
viernes, 15 de febrero de 2019
Buenas noches. Romanticismo
El romanticismo fue un movimiento
filosófico, literario y artístico que tuvo su auge en toda Europa
en la primera mitad del siglo XIX. Reconocía esta corriente que el
valor fundamental de la vida era el sentimiento, considerado como una
fuerza infinita que podía dominar el mundo. El sentimiento era una
actividad libre, sin que hubiera nada le pudiera poner límites, y se
manifestaba básicamente en el arte y en la religión. Esta
sobrevaloración del sentimiento iba en detrimento de la ciencia y,
en general, de cualquier actividad racional.
Desde este florecimiento habido en el
siglo XIX, el romanticismo ha tenido periodos de auge y de
decadencia, pero siempre ha estado presente en la historia de la
humanidad reciente. El arte, con mayor o menor acierto, ha mantenido
siempre encendida la llama del romanticismo. Igualmente lo han hecho
las religiones, incapaces de dar una explicación racional a sus
postulados. Lamentablemente la concepción más popular del amor ha
adoptado también este cariz sentimental, ignorando los elementos
racionales que son indispensables en cualquier relación humana
íntima. Y últimamente la política más demagógica parece haberse
apuntado al estilo romántico, apelando exclusivamente a los
sentimientos y las emociones de los ciudadanos y huyendo de dar
argumentos racionales entendibles y comprobables por cualquiera. Los
diversos nacionalismos, los populismos de cualquier signo y las
propuestas que huyen de lo concreto y que se refugian en grandes
palabras vacías de racionalidad son muestras de un romanticismo que
hoy resulta preocupantemente dañino.
Buenas noches.
viernes, 19 de mayo de 2017
Buenas noches. La Naturaleza
La Naturaleza es mucho más compleja de
lo que podemos sospechar.
La ciencia, en su afán de conocerla, es de
una poderosísima y triunfante pequeñez.
Buenas noches.
martes, 2 de diciembre de 2014
Buenas noches. En mala hora
Te acostumbraron desde que naciste a
creer que había milagros, que las situaciones difíciles te las
arreglaban desde arriba. Sólo tenías que pedirlo mucho y hacerlo
con convicción, pero sin que fueras tú quien cargaras ni con el
peso de la situación ni con su arreglo. Un día te diste cuenta de
que estos negocios eran una farsa, aunque tuvieran la enorme ventaja
de que te tranquilizaban, de que te sumían en un estado secundario,
en el que lo que sólo había que hacer era pedir, rezar, suplicar y
esperar. Cuando un día descubres que estas solo, que nadie te va a
arreglar tus problemas por mucho que lo pidas, cuando te das cuenta
de que la vida es más cosa del conocimiento que de la fe, entonces
el mundo y la vida se te caen encima y te convences de que tienes que
remangarte y ponerte a trabajar si quieres conseguir algo; que si
enfermas, es cuestión de que los médicos se pongan a curarte y que
de poco vale que tú reces; que si tienes un problema con alguna
persona, lo tienes que solucionar tú y que nadie desde no sé qué
escondido lugar te va a echar una mano. Descubres que las creencias
producen gente inmadura, débil, dependiente y de argumentos
extraños. Si quieres crecer, tienes que ser tú, con tu trabajo y
con tu sufrimiento, quien crezcas. Antes, cuando estabas nervioso o
angustiado, ibas a la iglesia con la esperanza de salir de allí
reconfortado, igual de inmaduro, pero más tranquilo. Ahora hemos
aprendido que los médicos, la química y el deporte son capaces de
hacer que tomes conciencia de tu situación y de que seas tú quien
salga adelante. ¿Por qué nos acostumbraron desde pequeños a eso
tan cómodo de los milagros para que luego se quedara en nada? En qué
mala hora lo hicieron.
Buenas noches.
domingo, 7 de septiembre de 2014
Buenas noches. Los maleducados 2
Los maleducados imparten doctrina allá
por donde van, pero no entienden, ni les interesa hacerlo, que una
cosa es la ciencia, que se basa en el buen uso de la razón, y otra
la religión, que se fundamenta en una fe, en una creencia.
Los maleducados hablan de libertad,
pero sólo toleran que sean libres los que tienen capacidad económica
para ello.
Los maleducados se presentan siempre
como ejemplos de humanidad, pero educan a sus hijos en colegios
tendenciosos, en donde no se puede hablar de lo que existe, sino de
un mundo imaginario en el que los alumnos terminan odiando la
realidad.
Buenas noches.
martes, 2 de octubre de 2012
La bicicleta.
Era una asignatura que abría mucho la mente para entender lo que ocurría en la sociedad. Creo que ningún miembro de este Gobierno del PP la cursó.
martes, 10 de febrero de 2009
La ciencia y la religión
El ser humano, a lo largo de su vida, debe hacer dos cosas: intentar conocer el mundo en el que vive y decidir cómo debe ser su actuación para que sea la propia de un ser humano. Son el conocimiento y la ética.
En el conocimiento nos encontramos con un problema que ya está resuelto desde hace mucho tiempo, pero que la ignorancia o quizás ciertos intereses hacen que se mantenga como problema. Es el de si el conocimiento aceptable lo suministra la ciencia o si la religión es una fuente, no sólo de esperanza, sino también de conocimiento. Se trata de decidir si lo que conozco es lo que sé y puedo demostrar o si, por el contrario, es lo que creo y lo acepto mediante la fe.
Este tema, teóricamente ya superado, pero prácticamente vigente por lo que se ve, es tratado por el catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad Autónoma de Madrid, José Manuel Sánchez Ron, en el excelente artículo El ejemplo y las lecciones de Darwin, aparecido en El País del 1 de febrero pasado.
Resalto aquí algunos párrafos del mismo.
En el conocimiento nos encontramos con un problema que ya está resuelto desde hace mucho tiempo, pero que la ignorancia o quizás ciertos intereses hacen que se mantenga como problema. Es el de si el conocimiento aceptable lo suministra la ciencia o si la religión es una fuente, no sólo de esperanza, sino también de conocimiento. Se trata de decidir si lo que conozco es lo que sé y puedo demostrar o si, por el contrario, es lo que creo y lo acepto mediante la fe.
Este tema, teóricamente ya superado, pero prácticamente vigente por lo que se ve, es tratado por el catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad Autónoma de Madrid, José Manuel Sánchez Ron, en el excelente artículo El ejemplo y las lecciones de Darwin, aparecido en El País del 1 de febrero pasado.
Resalto aquí algunos párrafos del mismo.
Debatimos insistentemente -ahora estoy pensando en España- acerca de los programas educativos para nuestros jóvenes; por ejemplo, si es aceptable o no imponer asignaturas como Educación para la Ciudadanía, ante la cual algunos argumentan que limita la libertad de los padres a ejercer sus derechos en la formación (moral y religiosa) de sus hijos. Y, mientras tanto, la enseñanza de ciencias sufre cada vez de más carencias.
No parece preocuparnos demasiado, por ejemplo, si se enseñan adecuadamente sistemas científicos tan básicos como la teoría de la evolución de las especies. El pasado noviembre, se publicó un libro en el que se adjudicaba a la Reina, doña Sofía, la siguiente manifestación: "Se ha de enseñar religión en los colegios, al menos hasta cierta edad: los niños necesitan una explicación del origen del mundo y de la vida".
Podrá resultar doloroso a algunos, pero la única explicación que da lugar a comprobaciones contrastables sobre el origen del mundo y de la vida procede de la física, de la química, de la geología y de la biología. La religión pertenece a otro ámbito.
¿Es legítimo ocultar a los niños ese mundo científico, condicionando así sus opiniones futuras, en aras a algo así como "mantener su inocencia", o por las ideologías de sus padres? Haciendo públicas sus opiniones en una cuestión cuya importancia no puede ignorar, y por la elevada posición que ocupa, doña Sofía hizo publicidad de una determinada forma de entender el mundo, que jamás ha recibido comprobaciones contrastables.
Una forma, además, que, al menos en España, de la mano de la jerarquía católica, pretende intervenir en apartados que pertenecen al poder legislativo, como son los programas educativos o lo que es admisible o no en los tratamientos médicos (no puedo olvidar en este punto las manifestaciones de la Conferencia Episcopal Española a raíz del nacimiento, en octubre de 2008, de un niño tratado genéticamente para curar a un hermano que sufría anemia congénita: "El nacimiento de una persona humana ha venido acompañado de la destrucción de sus propios hermanos a los que se ha privado del derecho a la vida"; palabras no sólo cuestionables desde el punto de vista de la ciencia sino también, en mi opinión, carentes de compasión ante el sufrimiento ajeno).
Necesitamos educar en la ciencia a nuestros jóvenes; no, naturalmente, para que entiendan que ella es el juez supremo para las opciones que quiere asumir una sociedad democrática. La ciencia es, simplemente, un instrumento -el mejor- que los humanos hemos inventado para librarnos de mitos, orientarnos ante el futuro y protegernos de una naturaleza que no nos favorece especialmente
.
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