Todo está en continuo cambio. Ya lo
dijo Heráclito hace veintiséis siglos, aunque aún hay personas a las
que esta idea no les ha penetrado en su mente. Pero es que, además,
todo está también en continuo intercambio. Negarse al cambio y al
intercambio no solo es negar lo evidente, sino renunciar a la vida
misma, a lo que constituye la esencia de la vida. Piénsalo.
Buenas
noches.