La luz del Sol nos habla cada día. Y
el azul del cielo. Y el aire fresco de la mañana también nos dice
algo. Y las nubes. Y la lluvia también nos habla. Y el calor de la
tarde. Y la sombra. Y la noche nos habla también, pero me da la
impresión de que no los escuchamos y que no dejamos que el espíritu
de cada uno de ellos entre en nosotros y se quede allí.
Buenos días.